Una vez terminadas sus andadura europeas y con el segundo y el tercer puesto, respectivamente, asegurado en la Liga, tanto el Real Madrid como el Atlético afrontan la final de la Copa del Rey del próximo viernes como salvación de la temporada y última oportunidad de conseguir un título. La campaña ha sido dura y el equipo blanco llega más castigado por las lesiones que el colchonero.

El gran dilema para el entrenador blanco, José Mourinho, será indultar o no a Pepe, quien le criticó por el tratamiento que estaba dando al capitán, Iker Casillas. Desde entonces, y después de que Mou le llamara frustrado, el defensa portugués no ha entrado en ninguna convocatoria.

El problema del técnico es que Varane, "el niño de 19 años que le ha pasado por encima", según sus propias palabras, se ha operado este lunes de la rotura del menisco y no estará en la final.

De esta forma, y descartando la cantera a la que Mou no considera con el nivel suficiente para estar en la primera plantillla, solo tiene tres centrales: Pepe, Albiol y Sergio Ramos. El entrenador luso tendrá que elegir para acompañar al sevillano, que se recupera a toda prisa de unas molestias musculares, entre un repudiado (Pepe) y un zaguero con el que no ha contado en sus tres campañas (Albiol).

El centrocampista alemán Sami Khedira fue la gran novedad este lunes en el regreso a los entrenamientos del Real Madrid, recuperado de las problemas que arrastraba, y trabajó al mismo ritmo que sus compañeros mostrando que estará en la final de Copa del Rey, pasos que en breve seguirá también su compatriota Mesut Özil, tocado en un tobillo.

Mario Suárez, centrocampista del Atlético, ultima su recuperación de una dorsalgia, y posiblemente este martes se reincorpore al grupo, con lo que llegará a la final.

La inminente puesta a punto del mediocentro, el único jugador que se quedó fuera de la convocatoria del pasado domingo ante el Barcelona por lesión, dejará libre la enfermería del conjunto rojiblanco. El técnico argentino Diego Simeone dispondrá de toda su plantilla.