El presidente del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal, ha apostado este jueves por "desterrar" la polémica sobre los pitos en la final de la Copa del Rey y dejar de hablar de este tema para apelar a una "fiesta del fútbol", un deporte debe estar separado de la política.

En declaraciones a los periodistas antes de inaugurar el pabellón deportivo Rey Felipe VI de Boadilla, Cardenal ha reiterado que ha pedido en los últimos días que deje de usarse esta polémica por parte de la Generalitat de Cataluña y políticos nacionalistas, que en su opinión están adoptando una "deriva peligrosa".

Cardenal ha eludido pronunciarse sobre las declaraciones del presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), Javier Tebas, sobre las posibles consecuencias de hipotéticos pitidos en la final entre el Barcelona y el Athletic de Bilbao, que tendrá lugar en el Camp Nou.

El presidente del CSD ha apelado al "sentido común" y ha recalcado que en la actual democracia son "numerosos" los espacios en los que los ciudadanos pueden exteriorizar sus opiniones y sentimientos sin faltar nunca al respeto y la consideración a los demás.

Ha recalcado que "para muchos" de los que estarán presentes en la final la bandera y el jefe del Estado representan elementos con los que tienen "vínculos afectivos importantísimos", tras lo cual ha considerado que "no hay ninguna necesidad de que nadie les falte al respecto" porque sería "reprobable".

El máximo responsable del CSD, bilbaíno,  cree que la sociedad vasca y la catalana van a entender este mensaje porque disfrutan de un grado de madurez importante y conocimiento sobre el desarrollo de la democracia de este país.

"Son conscientes de que los símbolos merecen el máximo respeto y tienen la oportunidad de exteriorizar votando, manifestándose, respetando los símbolos que cada uno quiera", ha agregado Cardenal, que ha precisado que políticos como Oriol Junqueras (ERC) y futbolistas como Andrés Iniesta han manifestado este mismo mensaje "de sentido común".

Por último, ha insistido en apelar al sentido común, al respeto a los símbolos y a la "madurez" de las sociedades de los equipos que van a participar, sin entrar en hipótesis sobre lo que podría pasar de producirse los pitos.