Tras una temporada compleja en Barcelona, Lionel Messi prolonga la trayectoria mundialista en Brasil y, después de seis pasos exitosos de su selección, afrontará la final ante Alemania para cumplir su sueño albiceleste: ser campeón mundial.

A los 27 años, Leo quiere sumar a sus vitrinas el único título que le falta y ese que lo desvela desde chaval.

Después de las fallidas intentonas en Alemania 2006 y Sudáfrica 2010, el astro del fútbol mundial espera que la tercera ante los verdugos germanos sea la vencida.

El rosarino, que ya logró los títulos sub-20 en Holanda 2005, la medalla olímpica de oro en Pekín 2008 y la consagración en las últimas eliminatorias sudamericanas quiere tener su propio "Maracanazo".

Tras tres actuaciones destacadas, con goles incluidos, en la primera fase ante Bosnia, Irán y Nigeria, la Pulga no pudo marcar frente a Suiza, Bélgica y Holanda, aunque contribuyó con su entrega para un equipo que lo respaldó.

Ante Holanda no fue su día. Insistió, luchó y mostró siempre ganas, pero no fue su partido. Eso sí, marcó con calidad su lanzamiento en la tanda de penaltis.

Las históricas comparaciones con el ídolo albiceleste Diego Maradona pueden tener un nuevo paralelismo el domingo si Leo consigue sumar un título con la selección al igual que el Pelusa en México, en 1986.

Sin embargo, para la historia de proezas del fútbol argentino lograr la corona en territorio brasileño y en el mítico estadio Maracaná, agigantaría la leyenda de Leo.

El astro fue sometido al control antidopaje tras el partido contra Holanda y no hizo declaraciones a los periodistas después de que la Albiceleste se clasificase hoy a la final del Mundial al batir a Holanda en la tanda de penaltis.

Entre el bullicio de los periodistas, Messi pasó por una puerta trasera de la zona mixta sin prestar declaraciones.

Eso sí, en las redes sociales puso: "¡Qué fenómenos somos!".