El verano está siendo complicado para el Barça. La derrota ante el Real Madrid en la ida de la Supercopa de España solo ha sido un problema más en lo que están siendo quizás los meses más movidos de la era Bartomeu. A la venta de Neymar al PSG por 222 millones de euros hay que las altísimas cifras que se manejan sobre sus posibles sustitutos.

El último jugador precisamente en sumarse al barco culé ha sido el brasileño Paulinho, por quien el Barcelona ha pagado 40 millones. Es una cantidad elevada, porque, sin ir más lejos, se ha convertido en la cuarta incorporación más cara del club, solo por detrás de Ibrahimovic, Luis Suárez y el propio Neymar.

Llama precisamente la atención que la evolución del mercado, especialmente para el equipo azulgrada -teniendo en cuenta el dinero ingresado- ha sido rompedora: ha pagado por Paulinho una cantidad similar a la pagada por David Villa en el verano de 2010. Y las diferencias son varias entre ambos.

Cuando el delantero asturiano firmó por el conjunto que entonces entrenaba Pep Guardiola, acababa de ser campeón del mundo con España en Sudáfrica, convirtiéndose además en el máximo goleador del torneo.

Cierto que su incorporación se llevaba tanteando meses, pero las cantidades que se manejaron siempre se mantuvieron entre los 40 y los 50 millones de euros. Un montante que ahora parece irrisorio.

Paulinho, en cambio, desembarca en la Ciudad Condal con otras condiciones. Campeón de la liga china, mejor jugador de la temporada y líder absoluto del Guangzhou Evergrande, el carioca no ilusiona especialmente a la masa social culé, pero está claro que ha sido víctima del descontrol en el que ha entrado el mercado del fútbol internacional.

Y el movimiento no se va a quedar ahí. La directiva que preside Bartomeu está manejando cifras astronómicas para incorporar dos nuevos cracks: ni Philippe Coutinho, que llegaría del Liverpool, ni Ousmane Dembelé, que lo haría del Borussia Dortmund, costarían menos de 100 millones cada uno.

Con el paso de las temporadas el valor de los grandes jugadores se ha disparado. Lo que esté verano se ha pagado por Paulinho era lo que valían hace poco tiempo algunos jugadores como Sergio Agüero o Alexis Sánchez.

En estos meses, esa parece la cantidad favorita de muchos clubes. El Manchester United ha depositado lo mismo por el centrocampista del Chelsea, Nemanja Matic, o lo que está dispuesto a pagar el Atlético de Madrid para el regreso de Diego Costa, que puso rumbo a Inglaterra también por la misma cantidad.

Paulinho, con todas sus cualidades, no está considerado un jugador de primer nivel, pero su precio sí lo es. Las estadísticas demuestran que 40 millones han servido en los últimos años para incorporar futbolistas contrastados y de máximo rendimiento, cuyo valor hoy se dispararía, pero el mercado ha cambiado de rumbo.