El Manchester United está buscando una salida para el delantero inglés Wayne Rooney, que vio desde el banquillo gran parte del encuentro ante el Real Madrid el pasado martes, según afirman los medios británicos.

La eliminación de la Liga de Campeones en octavos de final a manos de los blancos ha disparado las alarmas en el vestuario de Old Trafford, donde el técnico Alex Ferguson ha dejado de considerar al atacante de 27 años como una pieza indispensable de su plantilla, de la que forma parte desde 2004.

Según el 'Daily Mirror', el estado de forma del futbolista, un problema que Rooney ha arrastrado a lo largo de toda su carrera, continúa preocupando al club, que este verano incorporó a su ataque al holandés Robin Van Persie, máximo goleador de la Premier la pasada temporada con el Arsenal.

Los rumores sobre el disgusto de Ferguson con Rooney se iniciaron después de que el técnico escocés eligiera para ocupar la banda derecha ante el Madrid a Ryan Giggs, doce años mayor que el internacional inglés.

Al final de esta temporada Rooney tendrá todavía por delante dos años de contrato con los "diablos rojos", un punto en el que el club suele negociar una extensión con los jugadores que entran en sus planes de futuro.

El principal escollo para el traspaso del delantero es su salario, que asciende a cerca de 300.000 libras por semana (345.000 euros), una cifra que con las nuevas reglas financieras de la UEFA pocos clubes están dispuestos a asumir.

El Manchester City, que ha invertido decenas de millones en futbolistas desde que el jeque Mansour bin Zayed tomó las riendas del equipo en 2008, mostró su interés en Rooney en 2010, pero no parece dispuesto tres años después a volver a poner una oferta sobre la mesa.

Según el sensacionalista "Daily Mail", la directiva del United no estaría dispuesta a deshacerse del que ha sido en los últimos años una de sus estrellas más reconocibles por menos de 20 millones de libras (23 millones de euros).