Las atletas Julia Takacs y Lorena Luaces: dos rivales en la marcha, dos amigas de marcha

Las marchadoras Julia Takacs (izquierda) y Lorena Luaces se fotografían en el avión antes de iniciar un viaje con la selección española.
Las marchadoras Julia Takacs (izquierda) y Lorena Luaces se fotografían en el avión antes de iniciar un viaje con la selección española.
CORTESÍA DE JULIA TAKACS
Las marchadoras Julia Takacs (izquierda) y Lorena Luaces se fotografían en el avión antes de iniciar un viaje con la selección española.

El deporte sabe mucho de antagonistas irreconciliables, de Coe y Ovetts en el atletismo, de Prost y Senna en la Fórmula 1, de Bahamontes y Loroño en el ciclismo... Pero también entiende de amistades, de respetos absolutos e incluso de lazos fuertes; sabe de Nadal y Federer en el tenis, de Johnson y Bird en el baloncesto, de Casillas y Xavi en el fútbol. Y sabe, pues tal es el caso, de Julia Takacs y Lorena Luaces. Marchadoras. Rivales. Y amigas. Las 'gringas', las bautizaron durante una experiencia mexicana.

Que las amistades sean deportivas en un contexto vital relacionado con la actividad física no es raro. Pero que beban de una misma modalidad ya lo es más. Y que adicionalmente compartan entrenador remata la excepcionalidad. Las cuatrocentistas Aauri Bokesa y Begoña Garrido, por ejemplo también son muy amigas, pero su técnico no es el mismo. Matiz interesante. Otro: Takacs, oro, y Luaces, bronce, compartieron podio en los pasados nacionales de marcha celebrados en Murcia sobre 20 kilómetros. Y ambas con plusmarca personal: 1h 28min 44seg para Julia, de 23 años; 1h 31min 32seg para Lorena, de 28. Las dos, además, contentas a medias. "Siempre se puede mejorar", coinciden casi telepáticamente.

Dos rivales en la marcha, dos amigas de marcha. Una amistad de contacto diario moldeada por la pasión hacia una misma modalidad deportiva. "La marcha nos unió", sentencia Luaces; "y que seamos como Zipi y Zape tiene su lógica: compartimos entrenador (José Antonio Quintana), tenemos la misma dinámica, los mismos horarios, las mismas vacaciones, los mismos días libres, el mismo calendario,...".  "Y al final sales de compras, vas al cine, a un restaurante que te han recomendado... La suerte, y seguro que uno de los motivos de que se diera esa conexión, es que más o menos, tenemos gustos similares", añade Juli (como la conocen, con simpatía, sus más cercanos).

La chispa de la Residencia Blume

Takacs, húngara de nacimiento, llegó a España con 14 años y desde entonces no ha dejado de progresar su carrera atlética. La de Lorena, cinco años mayor, ha sido más boomerang: en categorías inferiores dio el salto desde Orense al Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat. Un salto en falso. No cuajó en el cambio y se dejó ir. No desenchufó, pero priorizó los estudios y sacó adelante una oposición en la ganó una plaza en el Consejo Superior de Deportes de Madrid, donde vuelve a acercarse a la primera línea. Y aquí convergen sus vidas. "Lorena se unió al grupo de entrenamiento y pronto comenzó a mejorar", recuerda Takacs. "Rebajé como cinco minutos de golpe y pasé de 1h 40 min a 1h 35 min".

Vecinas (con habitantes colindantes, 525 y 524 en la Residencia Blume) y compañeras, los lazos fueron estrechándose con el día a día de los entrenamientos, las competiciones y los viajes compartidos. Alegrías compartidas. Y también decepciones. "Como después de una prueba en Portugal el año pasado en la que las dos nos retiramos. Qué llorera. Las dos decíamos que no valíamos e incluso jurábamos con el calentón que dejábamos la competición, pero al mismo tiempo que una se desahogaba le daba ánimos a la otra".

Ahora ya no son vecinas, ya que Takacs se ejercita en Lleida, donde estudia Nutrición y Dietética, pero mantienen contacto a diario y quedan, incluso implicando a sus parejas, con frecuencia. "La vecindad de la Blume era como tener un segundo armario. Lo único malo era que no teníamos la misma talla de zapatos", bromea Takacs. "No era algo exclusivo, nos prestábamos cosas entre más gente, pero sí mucho más  habitual".

Espejo, sherpa, hermana mayor

En competición, claro, el dorsal es el dorsal. "Ganar es lo primero. Si puedo ganar gano yo, porque esa es la ambición del deporte", admite Lorena. "Y evidentemente yo también", dice Juli. Pero al mismo tiempo cada una de ellas es un espejo en el que mirarse para la otra. Lo sintetiza Lorena: "Juli es amiga, pero también mi referente. Me ha enseñado que con trabajo todo llega. Es la pequeña, pero también es como una hermana mayor. De alguna manera es como si yo fuera dos años por detrás de ella en el sentido de que veo sus entrenos y me orientan para el futuro. Es como una sherpa".

El atletismo anda en crisis, se dice, pero en cuestiones de tiempos la marcha ha evolucionado. Una gran marca un lustro atrás ya no lo es tanto y varias son las marchadoras que se postulan para las victorias.

Bien lo sabe Lorena tras años en segunda línea: "El cuerpo tiene que ir adaptándose, asimilando las cargas. Es una labor de años. Yo me noto cada vez mejor. Este año, en los Nacionales, pasé por el kilómetro 10 sintiendo que tenía fuerza. En otras ocasiones a esas alturas iba fundida. Julia es más joven, pero también tiene más kilómetros. Lleva marchando hasta 25 kilómetros desde hace cuatro años y yo empecé a afrontarlos hace cuatro días. Juli dobla sesiones de entrenamiento. Yo, no. Ahí está la diferencia. Es una vía para mejorar".

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