"El niño no está muy dotado"

  • En Phelps se reúnen todas las cualidades para ser un excepcional deportista.
  • Su físico, su carácter y su capacidad de trabajo.
  • ¿Es el mejor deportista de la historia?
  • Especial Juegos Olímpicos - Blog .
Phelps, durante una prueba. Archivo.
Phelps, durante una prueba. Archivo.
Phelps, durante una prueba. Archivo.

¿Hay algo que no se haya escrito ya sobre él? ¿Quedan por algún rincón, escondidas, palabras, adjetivos o superlativos para definirle? Préstenmelos.

Todo cuando pase ya en los Juegos Olímpicos de Pekín deberá conformarse con la sombra, un segundo plano al cobijo de su torso desproporcionado, de sus ‘orejotas', que tantas peleas le costaron de niño. Sí, hablamos de Michael Phelps, ¿el mejor deportista de la historia? Pueden empezar a debatir.

"Al niño no se le ve muy dotado". Las ocho palabras las pronunció un médico en Baltimore, en noviembre de 1994, aunque la fecha no es del todo es exacta. Frente a su silla -quizás metálica, quizás vieja y roída¬- Deborah, la ‘seño' del instituto a punto estuvo de llorar. A sus dos hijas, Hilary y Whitney, las tenía más menos enfiladas, pero ¡ayy! con Michael. "El niño no se está quieto, no para y no atiende", continuó aquel médico lumbreras.

Quién sabe, puede que el chaval se encontrara tan mal en el medio terrestre que optó por sumergirse; puede que el agua, aquel líquido que tanto miedo le daba de pequeño, llegara para salvarle.

En su dura infancia yace una de las grandes raíces para explicar, intentar explicar el qué, el porqué y el cómo de Michael Phelps. Todos los factores parecieron ponerse de acuerdo y se citaron en el cuerpo y mente de aquel niño.

El crecimiento desproporcionado del cuerpo de Michael, motivo de burlas durante la infancia, diseñaron a un nadador casi perfecto, con más envergadura (2.04) que altura (1.93). El chico ocupa más que mide. Sus brazos, piernas y cuerpo plano le conceden una gran flotabilidad.

Pero más que por su ingeniería, Phelps provoca el asombro por su capacidad para nadar, nadar y volver a nadar al máximo nivel. ¿Por qué? Fácil, es capaz de recuperarse de un esfuerzo en la mitad del tiempo que el resto de nadadores. Cuestiones de ácido láctico, la sustancia que produce la fatiga: cuantificada en10,5 milimoles por litro de sangre para un nadador mortal y la mitad en el caso del norteamericano. Así puede batir marca tras marca y quedarse tan pancho.

Pero no es todo fachada. Habrá miles de cuerpos en nuestro planeta modelados para nadar, con similares o incluso mejores cualidades que las de Michael, pero con eso no basta. Phelps encontró también a la persona perfecta, Bob Bowman, su descubridor. "Este niño batirá récords mundiales en 2008", dijo en el undécimo cumpleaños del genio. Lo clavó.

El resto del trabajo lo puso Phelps. ¿Cómo? Repasando mil veces los vídeos de sus carreras mientras cenaba junto a mamá Debbie o acumulando 550 sesiones de trabajo por año desde 2000 a 2004. Por si el dato no les impresiona, atentos: : una tormenta de nieve que provocó el cierre de la piscina y una muela del juicio pejiguera tuvieron la culpa. Es lo que se llama sacar provecho a un don.

Y por último: la ambición, el deseo de ganar, una virtud hiperdesarrollada en el alma de este nadador. "Odio perder", suele decir. Y bien que los saben Lochte, Crocker o Cseh, los Poulidores de turno.

Phelps tomó buena nota del anuncio de Bruce Lee: "Be water, my friend". ¿Michael Phelps es agua?

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