Un final de nombre germánico, el Blockhaus, en una etapa, la decimoséptima, de kilometraje inhabitual, apenas 79 km entre Chieti y este coloso donde ganó José Manuel Fuente en 1972, se presenta este miércoles como una nueva oportunidad para Carlos Sastre de reforzar su podio o, incluso, iniciar su asalto a la maglia rosa que ostenta el ruso Denis Menchov.

La falta de espacio en la cima ha obligado a la organización a recortar los últimos cuatro kilómetros, durísimos, de esta ascensión bautizada por Vincenzo Torriani, director del Giro entre 1948 y 1992, por las construcciones levantadas por los alemanes en la Segunda Guerra Mundial en esta zona del Macizo de la Majella, que esconde, cercano, los 2.793 metros del Monte Amaro, la segunda montaña de los Apeninos.

Fue en 1967, cuando este puerto debutó. Torriani pensó en que esta etiqueta ayudaría a la promoción de la zona. A Carlo Travaglini, uno de los promotores turísticos de la zona, le pareció genial. Sin quererlo, acabó generando una denominación que ha calado dentro del mundo del ciclismo, quizá por esa exhibición del asturiano José Manuel Fuente, el Tarangu, en 1972. Una jornada parecida a la de mañana, con una microetapa de 42 kilómetros. El Tarangu le metió más de dos minutos y medio a todo un Eddy Merckx y se metió a Italia en el bolsillo.

La reducción de la etapa supone una pérdida sensible para ver posibles ataques, especialmente en estos tiempos en los que toda ofensiva se concentra en la parte final de las etapas. Pero el Blockhaus sigue contando con 18 km de ascensión (incluyendo el Passo Lanciano, a 1.300 metros de altura y en donde Ivan Basso comenzó a cimentar el triunfo en su Giro) y Ángelo Zomegnan, el actual director de la ronda transalpina, ha encontrado una pequeña compensación durante el paso por el núcleo urbano de Miglianico: Un repecho de kilómetro y medio con rampas máximas del 20%.

Sin embargo, se mantiene la imposibilidad de descubrir toda la grandeza de este coloso de los Abruzzos, pues han sido varias las ocasiones en las que la carrera ha intentado subir, sin éxito, hasta la cota 2064. De hecho, Zomegnan lo concibió como la Cima Coppi -la montaña más alta que se atraviesa en cada edición- de 2009 y reclamo de una jornada diferente. Tanta innovación le ha salido rana a Zomegnan, el impulsor del piamontés Colle de Finestre, ese puerto sin asfaltar que se atravesó Danilo di Luca en primera posición, allá por 2005, camino de Sestriere.