Un oro en gimnasia rítmica conseguido con balones deshinchados y mazas rotas

  • El equipo español se ha impuesto en la Copa del Mundo de Lisboa.
  • La crisis las ha golpeado y tienen que reutilizar aparatos de 1999.
  • Les gustaría estar en Rio 2016, pero la falta de recursos podría empujarles a la retirada. "Vamos año a año. No podemos mirar más adelante", afirman.
El equipo español de gimnasia rítmica, campeón del la Copa del Mundo de Lisboa'13. De izda. a dcha: Marina Fernández, Artemi Gavezou, Alejandra Quereda, Lidia Redondo, Sandra Aguilar y Lourdes Mohedano.
El equipo español de gimnasia rítmica, campeón del la Copa del Mundo de Lisboa'13. De izda. a dcha: Marina Fernández, Artemi Gavezou, Alejandra Quereda, Lidia Redondo, Sandra Aguilar y Lourdes Mohedano.
ELENA BUENAVISTA
El equipo español de gimnasia rítmica, campeón del la Copa del Mundo de Lisboa'13. De izda. a dcha: Marina Fernández, Artemi Gavezou, Alejandra Quereda, Lidia Redondo, Sandra Aguilar y Lourdes Mohedano.

¿Por qué seguís haciendo gimnasia rítmica? No parece una pregunta muy apropiada para las seis chicas que la semana pasada ganaron el oro en la Copa del Mundo de Lisboa, primera gran competición en la que se imponía un conjunto español desde 1998. La cuestión pasaría a ser, incluso, obvia si el tiempo no ha borrado ya que España sorprendió en los JJ OO de Londres 2012 con un cuarto puesto, rozando la medalla. Sin embargo, la realidad de este equipo, golpeado por la crisis con dureza por practicar un deporte minoritario, es bien distinta.

"No tenemos dinero para aparatos nuevos y estamos reutilizando otros medio rotos, como las pelotas: tenemos que poner celo en las válvulas para que no se deshinchen. Tampoco tenemos ni maillots nuevos, ni casi dinero para viajar a campeonatos. ¡Ah! Y las mazas que empleamos son las que usaba nuestra entrenadora, Sara Bayón, cuando era gimnasta en 1999. Y claro, cuando las lanzas al aire un poco alto y caen al suelo, nos quedamos con un trozo en la mano", afirma la capitana, Alejandra Quereda.

La entrenadora Bayón resume esta filosofía de la austeridad: "Tenemos que luchar con lo poco que tenemos y sacar el máximo rendimiento. Intentamos sacar dinero de cualquier sitio, pero no llega, así que, ahora, por ejemplo, nosotras mismas buscamos los vuelos de bajo coste para ir a los campeonatos. Este año hemos tenido que elegir entre maillots nuevos o competir y hemos elegido lo segundo".

Ganarse el respeto de los jueces

En la capital de Portugal, España superó a potencias como China, Bulgaria, Francia, Rusia y EE.UU. Anna Baranova, la entrenadora bieolurrusa al frente del equipo, enumera las razones del salto de calidad: "El ejercicio gustó mucho y no estamos a nuestro máximo nivel todavía. Desde 2011, cuando volví con España –también estuvo de 2005 a 2008-, hemos conseguido formar un equipo y aprender a trabajar en equipo, dotar a las chicas de confianza y hacer ejercicios cada vez más bonitos y arriesgados".

Sin embargo, de nada sirve brillar una sola vez. "Para que los jueces te valoren y te respeten tienes que tener un nivel muy alto siempre. Para que no digan que el ejercicio ha salido de casualidad. Se valora la trayectoria", explica Lidia Redondo. "Lo injusto es que a nosotras se nos valorará en España por los resultados de los campeonatos, olvidando que no tenemos medios", puntualiza Quereda.

Innovación con música flamenca y rock'n'roll

El conjunto español busca la innovación en entrenamientos de siete horas diarias, incluida una y cuarto de ballet, seis días a la semana. "No tuvimos ni celebración ni día de descanso después de Lisboa. Al día siguiente tenemos que entrenar siempre", recuerda Sandra Aguilar.

"Es muy importante que todas nos llevemos bien para que el resultado sea bueno porque pasamos muchas horas juntas", reconoce tímidamente, Artemi Gavezou, de origen griego, madre española y la única nueva en el equipo después de Londres 2012. Marina Fernández también apunta que el conjunto es más duro que el individual: "Nuestros horarios son fijos porque somos seis y todas tenemos que adaptar nuestra vida y nuestros estudios a los entrenamientos".

En el ejercicio, "nuestra gran novedad es que intentamos contar una historia a través del ejercicio y de la música. Más sentimiento", dice Baranova. "Utilizamos música flamenca y un swing con rock'n'roll, pero no es tanto el tipo de música como la forma de interpretarla. Parecen que están bailando todo el tiempo. No es solo gimnasia. Por eso llama la atención este equipo. Tiene carácter. Emociona y llega", asegura Bayón.

Objetivo próximo, el Mundial

A corto plazo, en el horizonte de finales de agosto y principios de septiembre, disputarán el Mundial que se celebrará en Kiev (Ucrania).  "Las rusas están un paso por encima. Si no fallan, son las favoritas. Después estamos un grupo con posibilidades:Italia, Bulgaria, Bielorrusia, Ucrania, nosotras... También a China se la ve bien", comenta la capitana.

Más a largo plazo, se vislumbran los Juegos de Rio 2016, aunque ellas son muy prudentes, como demuestra Lourdes Mohedano: "Vamos año a año. No podemos mirar más adelante. ¡Claro que nos gustaría estar y llegar al podio! Pero queda mucho y no sabemos qué puede pasar".

Problemas con los exámenes

"Esperamos que puedan llegar a Rio, pero la mayoría están en la universidad y, si al final, no hay recursos y tienen que optar, optarán por sus estudios. El trabajo de muchos años puede acabarse. Nuestro objetivo es que obtengan resultados y sigan con motivación para llegar a los Juegos", expresa con cierto temor Sara Bayón.

Este es otro de los grandes obstáculos que tienen que vencer estas chicas, de entre 17 y 21 años: compatibilizar el deporte de élite con los estudios. Lourdes y Artemi están todavía en el instituto. Sandra y Lidia, INEF. Marina, Publicidad y RR.PP. Y Alejandra, medicina. "Por ley tienen la obligación de cambiarnos los exámenes finales, no los parciales. Otra cosa es que te lo pongan más fácil o más difícil. A algunos profesores, incluso, les molesta porque tienen que hacer un examen solo para ti, después de todo un año en el que no has podido ir a clase", se queja la capitana.

Al final de la conversación, sentados sobre el tapiz de su gimnasio del Centro de Alto Rendimiento de Madrid, alguna se decide a responder a la pregunta inicial: ¿Por qué seguís haciendo gimnasia rítmica? "Porque somos unas frikis y un poco masocas", asegura sonriendo Lidia Redondo. Y Sandra Aguilar añade: "Es algo único. Después de la gimnasia, nunca vamos a vivir algo parecido, ni a viajar tanto ni a sentir lo que es un Mundial o unos Juegos... Poca gente puede vivir cosas como esas". La capitana, Alejandra Quereda, reconoce que solo es una etapa de nuestra vida. No vamos a ser toda la vida gimnastas. Se termina pronto".

La polémica de los LED

Además de sus reciente éxito, el equipo español también dio su opinión a 20 minutos sobre una polémica que ha sacudido a la gimnasia rítmica, debido a la utilización, por parte del Club Ritmo de León, de mazas luminosas en el último Campeonato de España. El criterio no es unitario dentro del equipo. Alejandra y Sara comentan que lo ven "bien para una exhibición, pero no para competir".

"No me pareció mal. Fue algo novedoso, diferente. No obstante, yo lo vi en persona y te centrabas más en las luces que en la calidad gimnástica", explica la capitana. "Como principio, hay que dejar claro que es algo que no está permitido por el reglamento. Yo prefiero innovar más en ejercicios y en llegar más a la gente que en ponerle una luz a un aparato", dice la entrenadora.

De diferente opinión son las gimnastas Lourdes y Marina. La primera cree que, "por falta de costumbre, no lo vemos todo lo bien que deberíamos verlo. Visualmente, se ve bonito y distinto. Todo es acostumbrarse". Y la segunda recuerda que "este año están permitidas unas mazas en las que puedes enganchar la bola pequeña a la grande y se pueden crear círculos, cuadrados, una línea... Todo evoluciona".

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