Vestido con un traje que imita la piel del animal con el que él mismo se denomina, "leopardo de nieve", el esquiador Kwame Nkrumah-Acheampong estaba pletórico. Su sonrisa y los gestos de satisfacción con que deleitó el lunes a los asistentes a la ronda clasificatoria del Slalom Gigante masculino, en los Campeonatos del Mundo de Esquí Alpino en Aaren (Suecia), parecían indicar que se había clasificado en el primer puesto, en lugar del 77 que ocupó.

Y es que, a sus 31 años, Nkrumah-Acheampong no tiene el perfil del esquiador profesional. Algo que le ha costado muchos esfuerzos, tanto a nivel personal como estratégico y económico.

Nacido en Glasgow (Escocia), aunque educado en Ghana hasta terminar sus estudios de Turismo, siempre se vio atraído por los deportes.

Ni fútbol, ni baloncesto, ni atletismo, ni tenis ni bádminton, en los que ha conseguido diversos premios en África, le han dado la fama que le está dando el esquí, deporte con el que representó al país africano en los Juegos Olímpicos de Invierno de Turín 2006.

Se enamoró del esquí por televisión

Y es que este hombre, de espíritu inquieto y gran viajero (su infancia la pasó conociendo el mundo con su padre), vio cambiar su vida hace dos años cuando, realizando un master en Turismo en Inglaterra, empezó a practicar el esquí en la pista cubierta de esquí de Milton KIeynes.

Allí, sus entrenadores advirtieron su talento para este deporte, del que se había enamorado "viéndolo por la televisión en Ghana".

Hace poco más de un año participó en su primera competición, donde se clasificó en el Top 10, ante 60 participantes experimentados y, "desde ese momento, quise competir a un nivel mayor y hablé con mi entrenador para ver cuándo sería el mejor momento", apunta el propio Kwame.

Su maestro, en tono de broma, le dijo que por qué no empezar en los Juegos de Turín... y allí comenzó su periplo profesional con el esquí y sus primeros contactos con la nieve natural. "Las montañas eran tan grandes que no sabía donde ir", declaraba tras su primera experiencia sobre nieve.

El frío, el mayor reto a batir

"Al principio la gente no me tomaba en serio, pero tras competir en varias pruebas francesas, donde destaqué sobre gente que esquiaba desde niño, empezaron a tratarme con respeto", ha declarado el ghanés a la BBC inglesa.

Ese respeto le ha valido para encontrar patrocinadores que le ayuden a ser un profesional del esquí y conseguir su sueño. Para él, su participación en estos Campeonatos es "una gran oportunidad para medirme a los mejores deportistas y estar en la televisión para demostrar, aunque sea a uno o dos niños, que deben luchar por sus sueños". Eso es suficiente para él.

Sobre si participará o no en los Juegos Olímpicos de Vancouver 2010, asegura que "seré un hombre muy mayor para esquiar, pero puede que lo haga por los jóvenes de Ghana, que no tienen muchas oportunidades es el esquí, como yo".

Según Nkrumah-Acheampong, la única cosa que los africanos tienen que superar respecto a los esquiadores de otros países "es el frío, porque nuestra psicología es muy propicia para el esquí", apunta. Mientras, supera como puede el estar innumerables semanas lejos de su mujer y su bebé.