Un exigente Giro de Italia hecho para veteranos en el que no estará Óscar Freire

Óscar Freire, en una imagen de archivo celebrando un triunfo en el Tour de Romandía.
Óscar Freire, en una imagen de archivo celebrando un triunfo en el Tour de Romandía.
EFE
Óscar Freire, en una imagen de archivo celebrando un triunfo en el Tour de Romandía.

Unos problemas respiratorios han apartado a Óscar Freire del pelotón del Giro de Italia, un contratiempo para el Rabobank de cara a afrontar una cita que arranca mañana en ‘su’ Ámsterdam y que rodará otros dos días por suelo neerlandés. Él era su referente para las llegadas y el cántabro, además, nunca había disputado la corsa rosa.

Así pues, Carlos Sastre, tercero en los despachos en 2009 tras acabar cuarto sobre el asfalto, una incógnita por los ocho días de competición que acumula, será la baza española, sin perder la pista de David Arroyo, 10.º en 2007, 11.º en 2009. El toledano se encuentra cómodo compitiendo en la ronda italiana, tanto como un Flecha en la París-Roubaix.

Enfrente, por su triunfo en la Flecha Valona, el campeón mundial Cadel Evans será el rival a batir. La baja de Franco Pellizotti, apartado por valores anómalos en su pasaporte biológico, refuerza a Ivan Basso y al kazajo Vinokourov; sólo quizá Damiano Cunego, el más joven, ganador de la maglia rosa en 2004, su techo ciclístico en una prueba de tres semanas. El británico Bradley Wiggins, sensación en el pasado Tour, otro nombre a seguir. En todo caso, cuestión de veteranos.

El Giro requiere, éste más, un físico turbodiésel por su exigente semana final: no faltan el Zoncolan, el Mortirolo, el Gavia y una cronoescalada –de la poca crono, apenas 69 km y 33 de ellos por equipos– al ‘inasfaltado’ Plan de Corones. Nueve etapas superan los 200 km, tres los rondan y muchas, camino del final cronometrado de Verona, el día 30, ocultan emboscadas orográficas.

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