En la Fórmula 1 se habla mucho de chásis, motores y neumáticos, pero muy poco de la sangre que mueve este deporte: la gasolina. Sobre estas líneas puedes ver un vídeo (en inglés) del laboratorio de Shell.

Este preciado líquido "puede hacer que un piloto gane o pierda una carrera porque es tan decisivo como la elección de gomas o la aerodinámica", según explica Lisa Lilley, directora de Shell, proveedor de combustible de Ferrari.

20minutos entró en su laboratorio móvil de Montmeló y comprobó como se miman los 250.000 litros de gasolina que consume al año cada escudería.

Hasta 40 controles de calidad son necesarios para dar el visto bueno al combustible que se utilizará en carrera. Lo mismo ocurre con el aceite.

Otras escuderías tienen sus propios proveedores: McLaren, el equipo de Fernando Alonso, trabaja con Mobil; Renault, con Elf...

Precisión

El laboratorio móvil de Shell cuenta con equipos capaces de detectar niveles de contaminación, que equivalen a encontrar una taza de azúcar en el Lago Ness.

Pureza

El combustible debe estar excepcionalmente limpio por lo que se filtra cada partícula mayor a tres micras, es decir, veinte veces más pequeña que un cabello.

Conservación

La gasolina se guarda en frío porque ocupa menos espacio, genera más potencia y permite repostar más cantidad en menos tiempo.

La FIA, sin embargo, solo permite enfriarla hasta 10 grados menos que la temperatura ambiente. Es una forma de limitar el rendimiento de la gasolina.

Controles antidopaje

La FIA analiza la gasolina de cada escudería para que no haya irregularidades, como ocurre en otros deportes con la sangre de los atletas. "Los técnicos de la FIA pueden presentarse en cualquier momento y pedir muestras", aseguran en Shell.

La cromatografía de gases sirve para analizar el combustible, mientras que los lubricantes se someten a un examen de rayos X para estudiar su composición metálica.

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