Nos perdemos en el rodaje de 'Lost'

SI CONDUCES POR LA PRINCIPAL AUTOVÍA que sale de Honolulu en dirección Norte, hay un momento en el que llegas a una carretera sucia que no aparece en el GPS, donde las calles no tienen placas que las identifiquen. Aquí no hay nada… o eso es lo que los creadores de Perdidos quieren que pienses. No se sabe cómo pero, incluso después de seis temporadas, han conseguido que permanezca a salvo de curiosos

uno de los escenarios fundamentales de la serie: la playa en la que los supervivientes del vuelo Oceanic 815 acamparon al llegar a la isla. Así que aquí estamos, pisando la arena, entre cables convenientemente camufl ados, junto a unos retretes portátiles que se ocultan de las cámaras tras un denso follaje selvático.

Es igual, lo importante ahora mismo no es el lugar en el que estamos, sino el Momento en el que nos encontramos aquí. Como cualquier seguidor de esta serie ganadora de Emmys y Globos de Oro, los viajes en el tiempo han ganado una importancia trascendental en la trama, a pesar de que era algo que según Carlton

Cuse, productor y coguionista de Perdidos, había estado presente desde el inicio. “Los viajes a través del tiempo aparecían en la serie desde la primera temporada. No hay más que recordar a Sayid (Naveen Andrews) escuchando en la radio emisiones de los años 40”, explica a CINEMANÍA. “Aquello era sólo un indicio de lo que quedaba por llegar, de que esta isla estaba en un lugar diferente del resto en el espacio y el tiempo”. Para todos aquellos que ya se hayan perdido, hay buenas noticias. “Casi hemos acabado ya con los saltos espaciotemporales, en serio”, asegura Cuse. “En la sexta temporada nos centraremos en resolver las grandes preguntas”.

ENCAJANDO LAS PIEZAS

Menos mal, porque lo cierto es que hay muchos enigmas que resolver. Aquí van unos cuantos: ¿quién construyó la estatua con cuatro dedos? ¿Por qué algunos habitantes de la isla no envejecen? ¿Cuáles son las reglas no escritas en el enfrentamiento entre Ben y Charles Widmore? ¿Qué hay de los osos polares? ¿Y qué demonios es ese monstruo del humo? Los espectadores llevan demasiado tiempo esperando a que alguien conteste esas preguntas.

Si sirve de consuelo, la mayoría del equipo artístico de la serie sabe tan poco como ellos. Por ejemplo, Michael Emerson, el actor que interpreta a Ben Linus, el otrora líder de ojos saltones de Los Otros. “Nadie sabe qué planes oculta Ben, a quién

trata de proteger o salvar, ni siquiera para quién trabaja”, afirma Emerson. “Así que el veredicto sobre el personaje aún está pendiente, lo que para mí es muy sugestivo como actor. Puede suceder incluso que para cuando la serie haya concluido sigamos sin saber qué pensar de él. A mí no me importaría si el final fuera totalmente ambiguo”.

TEORÍAS DEL CAOS

Según Damon Lindelof, coguionista y productor de Perdidos, la visión que tiene el actor de la serie no es tan completa como le han hecho creer. “Matthew Fox sabe cosas que son importantes para su personaje, pero ignora otras partes fundamentales del universo de Perdidos”, sostiene. “Los guionistas que están trabajando con nosotros conocen gran parte, pero no todo. Carlton y yo hemos

estado tramando esto desde que tuvimos la fecha del final de la serie y en estos momentos somos las dos únicas personas que saben cómo será la última escena de la serie”. Aun así, cuando se trata de hilar todas las intrincadas conexiones,

vigilar que no quedan cabos sueltos y que se pueden justificar las conclusiones, hasta Lindelof y Cuse tienen que confiar en alguien… “Se llama Gregg Nations y es el que se ocupa de que Perdidos tenga sentido”, revela Cuse aludiendo al todopoderoso coordinador de guiones de la serie. “Tiene una base de datos descomunal, con todas las cronologías y líneas temporales de cada personaje.

Es el que tiene constancia de todo lo que ha sucedido en Perdidos. Si le preguntamos cuándo le pasó algo a Locke él es capaz de situar esa fecha también en la vida de Kate. Es la única persona que tiene todas las respuestas”.

A los fans que se muerdan las uñas pensando en la base de datos de Nations, sólo hay un consejo que darles: poneros cómodos en vuestros asientos e intentad disfrutar del viaje. Ya es más de lo que consiguieron los tripulantes del Oceanic

815. “Siempre ha sido una serie de intriga, hemos querido que la gente se quede enganchada por los misterios que se quedan sin resolver, pero tampoco queremos que se vuelvan locos”, afirma entre carcajadas Cuse. “A medida que nos acercamos al final están surgiendo infinidad de teorías que intentan explicarlo todo en una sola frase. Yo siempre he sostenido dos cosas que se van a hacer todavía más evidentes en esta sexta temporada. La primera es que no puede sintetizarse ni explicarse todo en una simple tesis. La segunda es que nadie sabrá lo suficiente como para conocer en qué instante y lugar acabará la serie hasta el

preciso instante en que suceda”.