Después de 500 partidos a sus espaldas en la ACB, 15 temporadas en activo, 184 internacionalidades y 6 medallas con España, el alero del conjunto malagueño sigue siendo tan humilde y profesional como el primer día. Ahora, afronta una nueva temporada en Málaga tras confirmar su retirada con la selección española.

¿Le gusta que le consideren un jugador ‘intangible’?

No es algo que me preocupe especialmente. Siempre me he sentido muy querido y, al cabo de los años, ha llegado la recompensa.

¿Alguna vez soñó que le iban a ir tan bien las cosas?

Nunca me había planteado las metas a largo plazo. Siempre trabajas para hacerte un hueco y consolidarte. Después, cuidarte. Mi intención es disfrutar a corto plazo, sin grandes proyectos futuros.

¿Qué le queda por ganar?

Me queda seguir compitiendo cada día. Lo material siempre es el fruto de trabajar durante muchos años y gratifica.

Algún candidato como sucesor suyo en la selección...

No es algo que haya pensado. Cualquiera lo hará bien. Me planteé dejarlo y ha sido el mejor momento y lo mejor para todos.

¿Con qué se queda de sus brillantes años con España?

Con el orgullo de haber estado siempre con la selección y haber luchado con la camiseta.

¿Ganarán títulos con Aíto García Reneses en Unicaja?

Yo creo que sí. Estoy bastante ilusionado y tenemos mucha confianza en el grupo. Aíto en seguida ha mostrado su percepción del baloncesto, siempre muy positiva y didáctica.

¿Añora no haber jugado en EEUU en algún momento?

Tuve oportunidad de estudiar allí, pero me generó mucha impresión y consideré que ir a Estudiantes era lo mejor, al margen del Madrid, Barça u otros equipos.

¿Dejó el ‘Estu’ con mal ‘sabor de boca’ por el Madrid?

Me hubiese gustado que todo se hubiese normalizado. Luego, mejoramos, y se pasó página en cuanto se pudo.

¿Hay crisis en el baloncesto?

Quizá sí. Como ocurre en todas las facetas, siempre repercute. Los equipos miden mucho más el gasto, en general.