El equipo gallego tiró por la vía práctica y pese a su superioridad en ningún momento puso en apuros al Valencia, pero se encontró, como en la ida, con un penalti muy riguroso a su favor que terminó por dilapidar las ilusiones del Valencia de alcanzar las semifinales. Tras el testimonial minuto que supuso el final de la primera parte, el partido se reanudó con un Valencia que quiso imponer su ritmo al partido. Los de Quique apostaron por tener el control del balón el mayor tiempo posible y buscar la mordiente de

Con el paso de los minutos, el conjunto gallego invirtió las tornas y poco a poco se hizo con el dominio del choque, aunque sin llegada, ya que el Valencia se mostraba muy firme en defensa, sabedor de que mantener la puerta a cero era una máxima indispensable para tener opciones de pasar la eliminatoria.

El Valencia se mantenía con más orden que su rival pero si la eliminatoria había estado rodeada por la polémica, en el minuto 22 Megía Dávila escribió un capítulo más al señalar una rigurosa pena máxima favorable al Deportivo, tras un forcejeo entre Albelda y el joven Senel por coger un rechace del meta Butelle.

Víctor transformó el penalti y la misión se antojaba casi imposible para el Valencia al tener que marcar dos goles con un hombre menos y en algo más de un cuarto de hora.

Quique dio entrada a Kluivert y Aimar para jugarse el todo por el todo. Regueiro y el holandés tuvieron en sus botas la opción de marcar en una embarullada jugada.

Para evitar males mayores, Caparrós sacó del terreno de juego al delantero Senel y dio entrada al defensa César para reforzar su zaga ante el acoso constante al que le sometían los valencianistas pese a su inferioridad numérica.

El Valencia lo intentó de todas las formas posibles pero no encontró un gol que le hubiera metido en la eliminatoria y vio como el Deportivo alcanzaba las semifinales, donde se medirá al Espanyol.

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