'De currar... a correr': cuando el deporte de alto nivel y la vida laboral van de la mano

  • Belén López, campeona de la Copa de España de ciclismo, es profesora; Luis Alberto Hernando, uno de los mejores corredores de montaña, guardia civil.
  • "El deporte te quita tres para darte una, pero esa una es sencillamente increíble", valora Lorena Luaces, marchadora y funcionaria.
  • En el nacimiento de esta coexistencia influye desde la propia evolución vital de unos estudios hasta la solución para una falta de presupuesto.
Demetrio Lozano, Rafa Iglesias y Luis Alberto Hernando, Belén López (centro), Lorena Luaces o Pablo Infante, deportistas y trabajadores.
Demetrio Lozano, Rafa Iglesias y Luis Alberto Hernando, Belén López (centro), Lorena Luaces o Pablo Infante, deportistas y trabajadores.
AGENCIAS
Demetrio Lozano, Rafa Iglesias y Luis Alberto Hernando, Belén López (centro), Lorena Luaces o Pablo Infante, deportistas y trabajadores.

La conciliación entre la vida deportiva y otros roles del día a día no es nueva y cada día es más patente entre los casi tres millones y medio de españoles, según datos del Consejo Superior de Deportes, que disfrutaban de una licencia federativa en 2013. Muchos de ellos compiten, pero sus motivaciones son muy diversas y no todos persiguen lo que se podría denominar el alto rendimiento.

En la cúspide de la pirámide, una primera élite de 4.696 deportistas catalogados de "alto nivel", según datos del CSD, presenta un perfil más profesional. Pero en muchos casos, sin serlo pese al esfuerzo y el sacrificio invertidos. Y menos aún ahora, tras un lustro de recortes, reajustes y reinvenciones que merman, tanto a nivel estatal como autonómico, las partidas presupuestarias para becas y ayudas que permiten una dedicación al entrenamiento en exclusiva. El problema pasa del "qué hacer después", capaz de sugestionar y promover la creación de un Programa de Atención al Deportista de Alto Nivel (PROAD), al "cómo lo hacemos ahora".

"Ser deportista profesional ya no es garantía de subsistencia. La caída del patrocinio y la falta de un apoyo económico afectan ya a deportes como el balonmano, el ciclismo, la natación, la esgrima o el voleibol. En la actualidad prolifera toda una élite de deportistas profesionales con segunda dedicación", esgrimía recientemente en un comunicado la Fundación Marcet. Y efectivamente, quizá no tan novedosa o no tan extendida, pero en todo caso no tan conocida, cada vez es más común la convivencia entre una carrera deportiva y un puesto de trabajo.

Una realidad ajena para los 207 nombres del plan ADO, la élite del fútbol [pese a la mediática excepción protagonizada por Pablo Infante, empleado de sucursal bancaria y hoy en una SD Ponferradina que declinó todo comentario al respecto para este reportaje] y el baloncesto. Un más difícil todavía que cada vez presenta más involucrados por un abanico de circunstancias que van desde la propia evolución vital de unos estudios hasta la solución para una falta de presupuesto.

Deportistas de alto nivel que compatibilizan sus entrenamientos y sus objetivos con las obligaciones de un puesto de trabajo. En algunos casos el equilibrio es más fácil que en otros, pero para todos supone una carga adicional de desgaste físico, de renuncias y de mermas de tiempo. "Al final, para mejorar tienes que entrenarte más. En mi prueba, acumular kilómetros. Pero no de cualquier manera. Poco a poco. Progresivo. Y sin olvidar la alimentación y el descanso... Al final hay que sacar tiempo de donde no lo hay", resume la atleta Lorena Luaces, marchadora y funcionaria por oposición de la Administración General del Estado.

"Básicamente vivo atendiendo a tres cosas a la vez... el otro día fue duro y todavía me duran las agujetas", bromea desde tierras almerienses Belén López Morales. La ciclista gaditana, campeona de la Copa de España 2014, subcampeona nacional contrarreloj, ejerce como interina de profesora de Ciencias Naturales en el IES El Jaroso de Cuevas de Almanzora y detiene los preparativos de un examen para atender a 20minutos. "Lo que más pena me da no son las renuncias de mi vida, sino toda la gente que me rodea. La familia, la pareja, las amistades... No les puedes dedicar ni el tiempo ni la calidad que se merecen", aporta Luaces.

"La dedicación y las horas que exige tu deporte son algo impepinable. En nuestro caso, en una época de menos recursos y menos dinero también cambian las exigencias. Antes los sueldos eran dignos, podías vivir. Pero ahora no. El balonmano no es un deporte profesional. No es su totalidad. Puede que lo sea un 10, un 15 un 20%... pero el resto compagina la alta competición sobre todo con los estudios y, en algún caso, con trabajos", valora por su parte Demetrio Lozano, quien es el entrenador, y ha vuelto últimamente a ejercer de jugador, del Balonmano Aragón además de doctor en Ciencias de la Actividad Física y profesor universitario. Y explica un factor de desgaste que pasa bastante desapercibido: "Para los viajes, apuramos al máximo para llegar al partido y salimos lo antes posible. Regresas de madrugada y al día siguiente, otra vez a tus quehaceres".

Sinergias y perogrulladas

El problema tiene un punto de arranque problemático y de naturaleza estereotipada: la sobrevaloración del éxito en términos de réditos. El que gana, triunfa. Una perogrullada cierta en el deporte en sí, pero no en la parcela pecuniaria si se produce de manera aislada. "Solo el hecho de ser muy bueno en tu disciplina te da acceso a mayores ingresos, pero aún así eso no te garantiza nada. Yo creo que en estos términos lo consideraríamos un deportista de éxito no aquel que gane una medalla en un campeonato, no. Es el que gana muchas medallas en muchos campeonatos", considera Luaces.

"No todos podemos ser Gómez Noya, una estrella a nivel mundial en un deporte relativamente poco mediático... al menos en España", comenta otro deportista que prefiere no aparecer citado. El burgalés Luis Alberto Hernando, uno de los mejores especialistas de carreras por montañas del mundo y que admite ser un privilegiado porque cuenta con una firma deportiva que le apoya, aporta la visión de un deporte sin pedigrí: "De todos los deportes que hecho en mi vida, atletismo, biatlón y demás, el mundo de las carreras por montaña es el que veo en una situación más precaria; es un deporte muy nuevo y aún tiene que determinarse su rumbo. Está en auge, hay una afición creciente, pero la gente se lo plantea más como una aventura, como un reto, que como un deporte profesional en sí".

Hernando, ganador en 2014 de la Transvulcania de La Palma y campeón del mundo de ultradistancia tras imponerse en el Mont Blanc, combina su exigente disciplina con su trabajo en la Guardia Civil, donde  forma parte del Grupo de Rescate e Intervención de Montaña de Pamplona y, durante el invierno, del equipo de esquí de montaña de la Benemérita con base en Jaca. "En este mundillo necesitas tiempo. Un ultramaratón se prepara invirtiendo horas y, muchas veces, pensando en la noche, horas en las que habitualmente no se ejercita. Por mi trabajo sé que o bien la mañana o bien la tarde la tendré libre, según corresponda, y me puedo organizar", comenta.

En este sentido, en el mundillo de los trails y la resistencia existe mucha presencia de agentes y de bomberos. Una sinergia que no siempre es factible, aunque sí para el gran fondista salmantino Rafa Iglesias, policía municipal y gran maratoniano. Lorena Luaces parte la jornada, dependiendo de las necesidades de servicio, porque su grupo de entrenamiento se ejercita por la mañana. También cuenta con el plus de que está destinada en el Consejo Superior de Deportes, justo al lado de las pistas. "Esta vida me ha puesto en situaciones extremas... El deporte te quita tres para darte una, pero esa una es sencillamente increíble", reflexiona.  Y admite que, como muchos otros, las vacaciones o los días libres son habitual manantial de concentraciones o días para intensos trabajos específicos.

"Este año no me puedo quejar porque la vacante me la dieron en junio y, con tiempo, ya me había podido organizar. Pedí salir antes los miércoles, porque es el día en el que acumulo más carga de trabajo y a las 11 de la mañana puedo salir a rodar. A veces tengo que madrugar para poder entrenarme y a las 6 ya estoy dando pedales... y claro, luego llego al colegio y me dicen mis alumnos que cómo estoy tan despierta. Fuera de temporada, porque luego están los viajes y demás, del viernes al sábado en mi casa no existe el despertador", indica López.

"Me encanta mi trabajo. Y mi afición.  Mi sueño es ir a unos Juegos y los de Río son mi última oportunidad. Voy a luchar al máximo por ir y tendré que dejar el trabajo en 2015. No hay derecho a que tenga que renunciar a mi trabajo por representar a mi país. Ni hay sensibilidad ni hay condiciones ni hay flexibilidad", añade la ciclista de Rota, quien entiende mucho de privaciones: no pudo disputar un Giro de Italia porque la profesora no quiso cambiarle la fecha del último examen que le restaba en su carrera, casualmente una asignatura en la que Morales tenía una beca de investigación.

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