El madrileño Fernando Verdasco (30º del mundo en individual y 8º en dobles) y el canario David Marrero (5º por parejas) lograron este lunes coronarse como campeones de dobles de la Copa Masters al batir en la final de Londres a la mejor pareja de la historia y actuales números 1, los hermanos estadounidenses Bryan. Estos dos tenistas, que se muestran orgullosos de haber mantenido su amistad durante más de 15 años en un entorno tan competitivo, son la tercera pareja española en levantar el trofeo, después de Manolo Orantes-Juan Gisbert (1975) y Marcel Granollers-Marc López (2012). Han ganado 6 torneos juntos: Copa Masters y San Petersburgo, en 2013; y Hamburgo, Umag, Acapulco y Buenos Aires, en 2012.

¿Esperaban acabar el año con un enorme triunfo como este?

El sueño de terminar así lo teníamos. Lo difícil es hacerlo realidad. Es increíble irse de vacaciones así, habiendo ganado el último partido del último torneo del año.

¿Cómo se vence a la mejor pareja de la historia?

Estando concentrados todo el rato, sobre todo, con nuestro saque. Al resto también fuimos valientes. No teníamos nada que perder.

¿Cómo lo celebraron?

Los momentos más emocionantes y emotivos fueron sobre la pista y en el vestuario. Por la noche salimos a cenar con nuestros familiares y amigos. Las fuerzas no nos dieron para salir después por Londres y, además, era lunes...

¿A quién le dedica el triunfo?

Al abuelo de David, como él, que se murió hace dos años. El día anterior, su madre y su hermana me dijeron que era un día muy importante para David. Les dije que no se preocupasen, que ganaríamos y le dedicaríamos el triunfo.

¿Este título es una reivindicación personal?

A mí siempre me ha gustado jugar el dobles, no es de ahoram pero mi prioridad sigue siendo el individual.

¿Se divierte más en esta modalidad?

Sí, disfruto más y juego más relajado, menos esta semana, que la hemos afrontado con la misma intensidad que si fuera la Davis o un Grand Slam.

¿Por qué el dobles no tiene tanto prestigio como el single?

Lo primero y más importante es que el tenis se ha conocido desde siempre como un deporte individual. Es ahí donde se concentran las estrellas, la publicidad, los grandes contratos, las televisiones...

¿Es mejor jugar con un amigo para la química del dobles?

Antes que pareja de tenis, somos amigos. Yo lo tengo claro: si no juego con David o con algún otro amigo, no jugaría dobles, porque quiero disfrutar dentro y fuera de la pista. No podría soportar jugar al lado de alguien y que cada uno fuera a lo suyo.

¿Cuándo se conocieron David y usted?

En Barcelona, donde estábamos entrenando los dos. Yo tenía 15 años y él, 17. La verdad es que no es normal mantener la amistad en un deporte tan individualista como el tenis. Me alegro de ello. Me pasa igual con Feliciano López. Nos conocemos desde que él tenía 14 y yo 12. ¡Hasta entrenaba con su padre y su hermano!

¿Se ven como la próxima pareja de la Copa Davis en Alemania?

Todavía quedan muchos meses -se disputará en Frankfurt del 31 de enero al 2 de febrero de 2014-. Si fuera la semana que viene, tendríamos muchas opciones, creo yo, pero habrá que ver cómo empieza el año todo el mundo y cómo nos va en el Abierto de Australia. A mí me gustaría que David hiciera su debut en la Davis jugando conmigo en dobles.

¿Quién se quedó la gigantesca copa de campeones?

La organización. Nos mandan luego una réplica más pequeña.

Defíname a su amigo David.

Como tenista, tiene un gran potencial con el saque y la derecha y ha mejorado mucho el revés y el resto. Además tiene un gran físico innato. Quizás está siendo ahora más profesional que con 20 años. Llegó al 140 del mundo y podría haber sido muy buen jugador, pero bueno, más vale tarde que nunca. Como persona, siempre es muy atento, cariñoso y comprensivo conmigo, como cuando alguna vez le digo que no juego dobles porque vengo cansado de un partido individual. Él lo comprende y me apoya.

¿Esperaban acabar el año con un enorme triunfo como este?

En sueños lo pensaba, claro, pero fuimos con la mentalidad de disfrutar partido a partido.

¿Cómo se gana a la mejor pareja de la historia?

Teníamos poco que perder y mucho que ganar. Nos mantuvimos en el partido en todo momento y aprovechamos nuestras posibilidades. Partidos tan igualados se deciden por detalles muy pequeños.

¿Cómo lo celebraron?

En la pista hubo más adrelina y emociones que fuera. ¡Éramos los protagonistas! Después, en el vestuario, hicimos una guerra de champagne y nos fuimos a cenar juntos con nuestros familiares y amigos.

¿A quién le dedica el triunfo?

A mi abuelo Maximino que, el lunes, el día de la final, hacía dos años que había fallecido. Su mayor ilusión era verme jugar y triunfar por televisión. Era mi mayor fan. No pudo hacerlo en vida. Y también a mi entrenador, Dominic Conde, que cumplía años.

¿Este título es una reivindicación personal?

Para mí, es el torneo más importante que he ganado. Puede que me ayude a ser más conocido en el mundo del tenis. Afortunadamente, a Fernando no le hace falta tanto este reconocimiento.

¿Se divierte más en esta modalidad?

Yo me lo paso mejor. Me divierto más porque hay más puntos espectaculares. El individual lo tengo olvidado desde hace dos años.

¿Por qué el dobles no tiene tanto prestigio como el single?

En España porque tenemos muy buenos jugadores individuales.

¿Es mejor jugar con un amigo para la química del dobles?

Lo bueno es que, en mi caso, mi compañero es antes mi amigo.

¿Cuándo se conocieron Fernando y usted?

Cuando entrenábamos en Barcelona. Hicimos buenas migas desde el principio y se ha mantenido a lo largo de los años. Es complicado porque este deporte te hace ser muy egoísta. Hemos tenido suerte.

¿Se ven como la próxima pareja de la Copa Davis en Alemania?

¡Ojalá! Nosotros tenemos que seguir haciendo nuestro trabajo. Lo tendemos más cerca que hace una semana. Algo influirá este título...

¿Quién se quedó la gigantesca copa de campeones?

La copa se queda en Londres y nos mandan una réplica en miniatura a casa.

Defíname a su amigo Fernando.

Como jugador es un delito que no esté entre los 15 primeros del mundo. No es consciente de su enorme potencial. Como amigo, es cariñoso, tímido, familiar y, a veces, un poco cabezón. Le gusta ser el líder de la manada (risas).