Si en el santoral hay un inquilino corricolari ese es San Silvestre. Entre la brasileña Sao Paulo y el barrio de Vallecas de Madrid han convertido a quien fuera papa allá por los albores del siglo IV en toda una denominación de origen no ya dentro del atletismo, sino del deporte en general. Sansilvestre; Sansil. Así de directo es el peso de la notoriedad. Pero San Silvestre no es el único corredor "santo" del calendario. En Jaén, en la tarde-noche de cada 16 de enero desde 1984, sea cual sea el día en el que venga en el calendario, se organiza  la Carrera de San Antón. En la edición de 2014, una 31 ª edición celebrada este jueves sobre casi 10 duros kilómetros que este año han sufrido alguna pequeña variación para facilitar el tránsito de 6.000 corredores, vencieron el sevillano Antonio Jiménez Pentinel (28 min 30 seg) y la marroquí Saida El Medhi.  Los favoritos.

Pentinel, dorsal 1, repitió su triunfo del año pasado y El Medhi, tras batir en un sprint lanzado a 50 metros de la meta a la última biganadora Esther Hidalgo, se estrenó en un palmarés que ya cuenta con triunfadores en Vallecas como los palentinos Isaac Viciosa (1998, 2003) y Marta Domínguez (2004, 2006, 2008); como los kenianos Osoro Ondoro (1991) y Paul Bitok (1993), el toledano José Luis González (1987), la portuguesa Rosa Mota (1992), el madrileño Alberto García (2001, 2002) o el eritreo Zersenay Tadesse (2005 y 2007). Con tres títulos, los reyes del palmarés  en Jaén son Juan José Rosario (1984, 1985 y 1986), en categoría masculina; y la etíope Genet Georgis (1997, 1998, 1999), la portuguesa Carla Sacramento (2002, 2003, 2005) y Marta Domínguez en la femenina.

La de San Antón es una cita tan peculiar como exigente donde los corredores se exprimen en la incómoda geografía jienense escoltados por las luces y las antorchas. Leen bien. Las luces de Navidad aún resisten en muchas calles para la cita porque, afirma el refrán y recuerdan desde la organización, "hasta San Antón Pascuas son"; las antorchas, una evocación de las ancestrales hogueras típicas de la noche de San Antón, las portan muchos de los muchísimos seguidores que animan a los participantes durante el recorrido, especialmente en las cuestas y el casco viejo. Y da igual la climatología, aunque sean tan desapacible como en 2013. Este año el tiempo acompañó.

La Carrera de San Antón es potencialmente una San Silvestre, aunque mucho más discreta. No tiene el apoyo de una gran multinacional de ropa deportiva, tampoco se publicita "extramuros" (aunque sí tiene su reputación dentro de Andalucía) ni tampoco  cuenta con su músculo organizativo. Aquí el gestor es un Patronato Municipal de Deportes y las inscripciones, menos cantidad que en la Vallecana, tienen unos precios mucho más populares (3  euros).

"Esto es una fiesta", cuentan horas antes desde el gabinete de prensa del ayuntamiento, de donde saldrá una corredora más.  "Sólo la he hecho una vez, el año pasado, y éste no podré ir. Pero sí quiero recomendarla muy vivamente. Por su animación es, ojo, equiparable a la Behobia-Donostia y a la Sansil", comenta un participante en ediciones pasadas. "Solo por el ambiente y el entorno, es un absoluto espectáculo", añade otro. "Es muy dura, es dura desde el primer minuto, pero también es de las carreras más especiales", concluía tras ganar en la edición de 2013 por segundo año seguido la malagueña Esther Hidalgo. "Venir aquí a correr es un placer. Este año había más público todavía, es impresionante, no se puede describir, hay que vivirlo, hay que vivir cómo te arropa el público. Es una pedazo de carrera. Había tramos donde había más gente todavía que en la meta", comentaba tras su segunda victoria un Pentinel que repitió su gesto de 2013 y entró en meta con una antorcha en la mano.