El gafe de Carlos Sainz: del "trata de arrancarlo" a ovejas, troncos y el abandono del Dakar 2016

  • Éxitos y desgracias van de la mano del piloto madrileño.
  • Frases como "trata de arrancarlo" o "la cagamos, Luis" están asociadas a un piloto tan brillante como en ocasiones poco afortunado.
  • El último infortunio, su abandono en el Dakar 2016 cuando iba líder.
Fotografía cedida por DPPI Media de Carlos Sainz, tras abandonar por un problema mecánico durante la décima etapa del rally Dakar entre Belén - La Rioja (Argentina).
Fotografía cedida por DPPI Media de Carlos Sainz, tras abandonar por un problema mecánico durante la décima etapa del rally Dakar entre Belén - La Rioja (Argentina).
EFE
Fotografía cedida por DPPI Media de Carlos Sainz, tras abandonar por un problema mecánico durante la décima etapa del rally Dakar entre Belén - La Rioja (Argentina).

"Los hay gafes y luego está Carlos Sainz". Es una coletilla que acompaña al piloto madrileño a lo largo de sus muchos años de carrera. Y razones no faltan para ello.

La fatalidad siempre acompaña a Carlos Sainz, que intercala victorias e infortunios, éxitos y desgracias, de manera asombrosa y casi natural. Ya sean en forma de rally mundial o de Dakar. Ya sea al principio de la prueba o al final. Eso sí, siempre con un punto amargo por pasarle in extremis cuando está luchando por ganar la prueba o el título.

La trayectoria de Carlos Sainz está marcada por un palmarés brillante (dos títulos mundiales de rallys, en 1990 y 1992, uno de todoterreno, en el 2007; y el del Dakar en 2010), pero también ha estado plagada de sucesos desafortunados. El más recordado de todos es el que vivió en el Rally de Gran Bretaña de 1998, cuando tuvo que abandonar por una avería cuando ya veía la meta del último tramo. Frases como "trata de arrancarlo" o "la cagamos, Luis" están asociadas a un piloto tan brillante como en ocasiones poco afortunado.

El último fiasco, su reciente abandono en el Dakar 2016 solo 24 horas después de alcanzar el liderato de la prueba debido a una avería mecánica. Antes, por su camino se han cruzado ovejas, troncos y hasta cámaras de televisión.

Mundial de rallies:

1989. Su primer contacto con el infortunio se produjo en Gran Bretaña. Cuando el madrileño estaba a punto de lograr su primer triunfo en el Mundial se rompió la transmisión de su coche a falta de dos tramos para acabar.

1991. En el rally de Cataluña, Sainz se disponía a sacar su coche del parque cerrado de Lloret de Mar para afrontar la última etapa, pero el motor de su Toyota Celica GT4 se negó a arrancar. Ese mismo año, de nuevo en el rally de Gran Bretaña, la junta de la culata de su Toyota Celica Turbo 4WD se rompió y Carlos Sainz se despidió de revalidar el título que ganó en 1990.

1994. Perdió el campeonato al encontrarse en la última prueba unos troncos en medio del trazado que le llevó a sufrir una salida de pista. Fue una escena recordada por todos por la célebre frase que Sainz le espetó a su copiloto: "La cagamos, Luis".

1997. Atropelló a una oveja en plena especial, lo que le obligó a retirarse.

1998. Su desgracia más sonada. En Gran Bretaña sufrió una rotura del biela de su Corolla a 700 metros del final del último tramo, cuando se dirigía a ganar su tercer título. Se produjo la ya famosa frase de su copiloto Luis Moya: "Carlos, trata de arrancarlo".

Dakar:

2009. Su coche se cayó por un barranco de cinco metros cuando solo quedaban tres etapas para acabar e iba líder.

2011. Un socavón hundió sus opciones de victoria cuando intimidaba desde el segundo puesto.

2012. No participó porque se quedó sin equipo.

2013. Sainz se quedó sin combustible, rompió la bomba de gasolina y acabó reventando el motor.

2014. Una salida, aparentemente normal, del camino para repostar terminó en varias vueltas de campana.

2015. Chocó contra una roca y fue despedido de la ruta.

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