Bruno Hortelano: "Las cicatrices solo son algo estético, a mí me sirve que la mano funciona"

  • El atleta español prepara en Estados Unidos su inminente regreso a las pistas un año después de su brutal accidente de tráfico.
  • "Ya no pienso en la mano porque no afecta a mi rendimiento, solo pienso en ponerme fuerte", asegura.
  • Bruno Hortelano, operado con éxito por tercera vez.
Bruno Hortelano sonríe en la pista de atletismo.
Bruno Hortelano sonríe en la pista de atletismo.
CSD
Bruno Hortelano sonríe en la pista de atletismo.

Hace un año sufrió un brutal accidente de tráfico en Madrid que le destrozó la mano derecha y puso en peligro su prometedora carrera como atleta. Pero no se rindió. Después de numerosas operaciones quirúrgicas y de una larga y dolorosa rehabilitación, Bruno Hortelano ultima en Estados Unidos su regreso a las pistas al más alto nivel.

En el aniversario de su accidente publicó en Instagram un mensaje en el que relató lo duro que había sido este último año, ¿tan largo ha sido?

Lo escribí desde un punto de vista emotivo por ser el aniversario de un evento tan importante en mi vida y, en muchos aspectos, ha sido un año difícil, pero no todo ha sido negativo. De hecho, creo que he vivido muchos más momentos felices.

¿Qué ha sido lo más duro en este año de recuperación?

Quizás lo más difícil fueron las incertidumbres que había al principio, justo después del accidente, porque no sabía cómo iban a salir las cosas. Simplemente tienes fe, una fe ciega en que todo irá bien y en lo que te dicen los médicos, pero nunca sabes cómo responderá el cuerpo a las cirugías. Lo demás es secundario, sufres dolores físicos y pasas momentos psicológicos difíciles, pero he tenido un gran apoyo de mi familia y de mis amigos cercanos que me ha ayudado a seguir adelante. El dolor físico se va, un día u otro se va. Y lo de la cabeza pues se supera y ya está. Pero cuando no sabes lo que va a pasar… eso es lo que más me costó.

¿Cuesta más recuperarse mentalmente que físicamente?

No, yo diría que ha sido similar. Una vez que los médicos me confirmaron que todo iba a salir bien y que tenían mucha confianza, yo también lo creí y fui optimista, que para mí es la mejor manera de superar estas cosas. Creo que desde el principio he transmitido optimismo porque así era como me encontraba.

¿Llegó a temer que perdería la mano?

Sí, los primeros días, cuando aún estaba en el hospital, sí que existía la posibilidad de perder la mano, pero luego ya me dijeron que había soluciones. Gracias a la medicina moderna y a los médicos que me trataron, que tuvieron la capacidad de salvarla y a los que estoy muy agradecido, puedo seguir viviendo una vida normal.

Menudo subidón cuando le dijeron que iba a conservar la mano...

Sí, sí, por supuesto. Es un subidón enorme y lo demás ya te da igual... aunque en esos primeros momentos estaba más contento por seguir con vida que por el tema de perder la mano.

¿Ha tenido que aprender a manejar la mano izquierda durante este año?

Sí, he aprendido a hacer un poco de todo. Tenía la derecha vendada y no la podía usar, además me hacía daño cuando lo intentaba. No es fácil, tuve que aprender a hacer la firma con la izquierda y a escribir alguna cosa. Suerte que con los ordenadores y los móviles no tienes que escribir tanto a mano, aunque también es difícil teclear con la izquierda.

¿Y ahora cómo está su mano? ¿Ya está recuperada al 100%?

Es difícil decir al 100% porque estéticamente nunca va a estarlo, pero sí que me deja hacer todo lo que hacía antes. Tengo secuelas en cuanto a movilidad de tres dedos, pero puedo coger las pesas en los entrenamientos, hacer presión cuando me levanto del suelo, o cualquier otra cosa. Por las cicatrices que tengo nunca va a parecer la misma de antes, pero sí que me sirve como la misma de antes.

¿Cuántas cicatrices tiene?

Muchas, solo en el brazo derecho me pusieron más de 200 puntos, así que ya te puedes imaginar. Pero no aparenta tanto. Igual es porque llevo todo el año viéndola y viendo cómo va mejorando su aspecto, pero ahora me la veo muy bien. Las cicatrices ya no están tan rojas como antes porque me han cogido el color de la piel y creo que se ven mucho menos, pero claro, igual alguien que nunca la ha visto lo ve diferente. Es todo relativo, pero las cicatrices son lo de menos porque son algo estético y a mí lo que me sirve es su funcionamiento.

En julio se proclama campeón de Europa de 200 y en septiembre sufre el accidente, ¿cómo se pasa del cielo al infierno en dos meses?

Sí, se puede ver así, y es curioso que todo pasara de esa manera. Después del mejor año de mi vida, de mi mejor verano compitiendo, pasé al peor año de mi vida, uno detrás del otro. El cambio fue muy brusco, pero siempre sentí el cariño de la gente. Primero sentí un apoyo increíble, impresionante, de todo un país, algo que no me podía ni imaginar antes del verano de 2016, pero después del accidente seguí sintiendo el cariño de esa misma gente y es algo que agradezco muchísimo.

Ha dicho que no recuerda nada del accidente, ¿sigue sin recordar?

No, no recuerdo nada. Había dudas de si al cabo del tiempo me iban a volver los recuerdos porque también sufrí un golpe muy fuerte en la cabeza, pero hablando con los neurólogos un mes después de tener el accidente ya me dijeron que era posible que no me volviera a acordar de nada nunca, y así ha sido. El día del accidente hay unas horas en las que no recuerdo nada.

Regreso a las pistas en 2018

¿Cuándo volveremos a verle en las pistas?

Hasta diciembre o enero no pienso estar compitiendo porque me quiero centrar en la pretemporada que acabo de comenzar ahora y que voy a hacer como cualquier año normal, trabajando de septiembre a diciembre. Durante estos 4 meses voy a trabajar duro para coger la forma necesaria.

¿Ya se entrena con la misma intensidad que antes del accidente?

Sí, la semana pasada llegué a Ithaca (EE UU) con mi entrenador, Adrian Durant, y empecé los entrenamientos de pretemporada y ya no pararé hasta que esté listo. No pienso en problemas de la mano porque no afecta para nada a mi rendimiento, solo pienso en ponerme fuerte y ya está, es cuestión de tiempo. La pretemporada es la fase más importante del año y en estos cuatro meses tengo que trabajar mucho, cuanto más mejor, y me dejo la piel. La pretemporada la hago en Ithaca, que es un pueblo pequeño del estado de Nueva York que está en un valle junto a unos lagos, hay cataratas, mucho bosque… es una tranquilidad impresionante. Me gusta encontrar soledad, para concentrarme, pensar y todo ese tipo de cosas que a mí me gustan.

¿Cómo son sus entrenamientos en Ithaca?

Pues soy atleta las 24 horas del día porque además del entrenamiento físico, tengo que pensar en el descanso y en las comidas, que me cuesta mucho organizar porque no hago tres diarias, sino seis o siete. Tengo que jugar mucho con los horarios. Cuando estoy entrenando me tengo que olvidar de todo y trabajar, trabajar y trabajar. Luego tengo que pensar en cómo recuperar para volver a estar al máximo porque si no, al día siguiente no voy a rendir. Es un esfuerzo constante.

¿Le costó renunciar este verano a los Mundiales de Londres?

Claro que sí, renunciar a unos Mundiales no es fácil, porque es la cita más importante después de unos JJ OO. Ya estuve en los de 2013 y los recuerdo como una gran experiencia. Yo quería estar en Londres y la decisión en sí fue difícil, pero una vez tomada reconozco que fue la correcta porque no quiero adelantar ningún paso de mi recuperación, no quiero arriesgarme a más lesiones.

Todo el mundo espera mucho de su regreso a las pistas, ¿siente presión?

Sí, claro que hay presión, pero sé que la llevo bien y creo que lo demostré en Río, donde hice mi mejor marca personal. Los Juegos Olímpicos fueron el momento en el que más presión he tenido, pero pude apartarme de todo eso en el momento de competir y rendí lo mejor que podía rendir, saqué lo mejor de mí. Eso es algo que también se entrena y yo lo trabajo con mi entrenador. Hago entrenamiento psicológico igual que físico. Yo agradezco la presión porque significa que hay interés de la gente. Me da motivación extra para trabajar todos los días y volver donde estaba.

¿Practica mucho la meditación?

Sí, lo hago para competir, para centrarme en rivales a los que quizás no les puedas ganar, pero tienes que pensar que sí les puedes ganar. A mí me ha ido muy bien la meditación y llevo muchos años haciéndola. Te ayuda a tener confianza en ti mismo en el momento de competir. Puedes llegar muy bien preparado físicamente a unos JJ OO, pero si llegas con miedos y dudas, no vas a rendir. Yo trato de trabajar la preparación física y mental porque para mí es muy importante rendir bien en las citas más importantes del año. Intento hacer mis mejores marcas en los campeonatos grandes  y no en mítines pequeños.

Su entrenador, Adrian Durant, dice que es muy meticuloso y disciplinado, ¿es fundamental para tener éxito?

Sí, totalmente. Él cree en mí igual que yo creo en mí y siempre me ha ayudado a ir más allá, a no conformarme en ninguna carrera. Eso es muy importante.

¿Es supersticioso?

Bueno, la verdad es que me ato los cordones muchas veces para olvidarme de esa presión de la que hablábamos. Me centro en algo muy local, como atarme los cordones, y pienso en cosas simples, como el calor que estoy pasando. Lo hago para olvidarme de lo global, de lo que está pasando a mí alrededor. Imagínate que en unos JJ OO, justo antes de salir a la pista, te pasa por la cabeza que llevas cuatro años entrenando para esa carrera... eso es muchísima presión y no te puede ir bien. En el momento de competir tienes que olvidarte de todo, absolutamente de todo, simplemente competir y disfrutar.

Nació en Australia, se crio en Canadá y vive en Estados Unidos, pero siempre ha hecho gala de sentirse muy español, ¿se lo inculcaron sus padres?

Sí, fueron mis padres. En Canadá, mi casa era como una extensión de España porque vivíamos intensamente la cultura española. Por ejemplo, siempre nos hemos levantado de madrugada para ver por la tele a la selección. También viajábamos mucho a España a pasar los veranos y las navidades con la familia. Yo iba al colegio en inglés, pero volvía a casa y era como estar en España. Lo llevo en la sangre y estoy muy orgulloso de representar a nuestro país.

¿Vivir en EE UU le ha ayudado a ser más competitivo?

Quizás me ha ido bien porque aquí la población es gigantesca y hay gente de todo el mundo, por eso siempre hay talentos en todos los deportes y la competencia es altísima. Te hace más humilde ver que hay jóvenes de 17 o 18 años que nunca han entrenado y que te corren en los 100 metros en 10 segundos cuando tu llevas años entrenando para ello... hay gente con muchísimo talento.

Su récord de España en los 100 metros está en 10.06, ¿ve factible bajar de los 10 segundos?

Lo veo factible y posible, pero tengo que entrenarme duro para ello.

Su mente está puesta en los JJ OO de Tokio 2020, ¿es posible una medalla?

Sí, mi gran objetivo es Tokio y sueño con llegar al top. La cuestión es trabajar para eso porque antes de hablar prefiero actuar con entrenamiento y luego demostrarlo en la pista. Pero he soñado con medallas, claro, y sigo soñando. En los próximos tres años voy a hacer todo lo posible para evitar más lesiones para no perder tiempo en mi preparación para Tokio. Tengo citas muy importantes en los próximos tres años y no me las quiero perder. El año que viene son los Europeos, al siguiente hay Mundiales, y en 2020 los Juegos. Cada año es más importante, es como que la cosa va 'in crescendo'.

Estudió ingeniería biomédica, ¿es difícil compaginar una carrera tan complicada con el atletismo de élite?

Sí, claro, trabajé bastante. Y al principio me costó. Pero a lo largo de los años lo fui asimilando, aprendiendo qué es lo que me iba mejor, lo que me iba mal... al final me fue bien compaginar las dos cosas, tanto para el deporte como para los estudios. Estudiar me permitió aprender cosas como la disciplina, que luego he aplicado en el deporte.

Ingeniero médico y atleta de élite, ¿sabe que es usted el yerno perfecto?

(risas) La verdad es que simplemente estoy buscando mis pasiones y hago lo que me gusta. Me ha interesado siempre tener una carrera universitaria como una inversión para mi futuro y la he hecho porque me gustaba. Y con el deporte igual, estoy aquí para hacer lo que me gusta y hacerlo lo mejor que pueda, sin más.

¿Piensa dedicarse en el futuro a la ingeniería médica?

Sí, a la larga sí, pero aún no sé cómo puedo compaginarlo con el deporte, aún estoy buscando una buena manera de hacerlo. No quiero dejar ninguna de las dos cosas de lado.

BIO. Hijo de padre vasco y madre catalana, Bruno Hortelano nació en Australia hace 25 años por motivos laborales de sus padres. Es plusmarquista español de 100m (10.06) y 200m  (20.12), distancia esta última de la que también es campeón de Europa. Ha estudiado ingeniería biomédica en EEUU.

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