«El hecho de pasar el cabo supone un poco volver a nacer, volver a la vida. Supone haber atravesado una puerta condicionada por las inclemencias del tiempo y, aunque todavía queda mucho, ya hemos dejado atrás el cabo de Hornos», se congratuló el de Portugalete, en las palabras transmitidas por su equipo. Basurko también explicó gráficamente sus últimos días en el Pakea: «Ha sido como ir montado en una noria: cabalgando montañas líquidas empujado por viento que ruge, sin poder bajarme».
Por delante de la regata, el suizo Bernard Stamm continúa con su imparable navegación y con una ventaja de unas 2.000 millas respecto al japonés Kojiro Shiraishi, en segunda posición.
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