La fórmula que está frenando y dejando sin respuesta al Barça en las grandes citas

  • El Barça ha demostrado su falta de eficacia en grandes citas que tienen bastantes puntos en común.
  • Que el rival se eche atrás, ceda las bandas y cierre toda vía de pase: una fórmula que ha funcionado al Real Madrid, Milan, Chelsea o Inter, por ejemplo.
  • También hay voces en el vestuario que reconocen abiertamente que el Barcelona no compite como antes.
  • El Barça defiende peor que el año pasado, no presiona con tanta intensidad y eficacia y la condición física empieza a cuestionarse.
Leo Messi, Xavi Hernández y Andrés Iniesta, en un momento del encuentro correspondiente a la vuelta de la semifinal de la Copa del Rey de futbol ante el Real Madrid.
Leo Messi, Xavi Hernández y Andrés Iniesta, en un momento del encuentro correspondiente a la vuelta de la semifinal de la Copa del Rey de futbol ante el Real Madrid.
EFE
Leo Messi, Xavi Hernández y Andrés Iniesta, en un momento del encuentro correspondiente a la vuelta de la semifinal de la Copa del Rey de futbol ante el Real Madrid.

El tropezón azulgrana en la semifinal de la Copa del Rey ha resucitado un fantasma latente en el club, donde los últimos grandes garrotazos que ha recibido el Barça tienen un común denominador: la ineficacia detectada cuando ha afrontado partidos en los que se le plantean problemas conocidos.

Que un rival se eche atrás en el Camp Nou, o lejos de él, cierre todas la vías posibles de pase, amontone jugadores con el único objetivo de no dejar pasar ni el aire y como mucho que el rival ceda las bandas para que los barcelonistas se la jueguen contra dos o tres oponentes o lancen centro buscando a nadie, es un guión que se le ha repetido muchas veces al Barça.

En la mayoría de las ocasiones, los barcelonistas han sabido revertir la situación, pero ha sido es este contexto, contra rivales extremadamente defensivos, en los que el Barça acumula las derrotas y los grandes tropiezos.

Milan, Inter, Chelsea...

No hace tanto, contra el Inter en las semifinales de la Liga de Campeones del 2010, el año pasado contra el Chelsea en la misma ronda, hace unos días contra el Milan y esta semana contra el Real Madrid, el Barcelona ha sucumbido irremediablemente ante sus rivales ante los que no ha respondido con eficacia frente a semejantes problema: superar un muro defensivo rocoso.

Esta semana, tras el nuevo fiasco, llegaron a surgir voces desde dentro del vestuario azulgrana, como las Xavi Hernández y Dani Alves, en que se reconoció abiertamente que el Barcelona no compite como antes, dando a entender que frente a una situación que se le ha repetido hasta la extenuación, los barcelonistas casi se sienten derrotados de entrada.

Un hecho interesante del último episodio, en la derrota contra el Madrid, ha sido el pesar y la congoja que existía en parte del aficionado azulgrana antes del partido, como dando por hecho que un nuevo cerrojazo de un rival en el Camp Nou iba a tener el mismo resultado que en los grandes partidos de los últimos años: la claudicación de un estilo de fútbol que se siente incapaz de superar un desafío defensivo del calibre que le marcan los grandes equipos.

La eliminación de la Copa del Rey ha aflorado del vestuario barcelonista, además del comentario de Xavi y Alves, una idea que empezaba a cobrar peso en la crítica que rodea al equipo: el Barça defiende peor que el año pasado, no presiona con tanta intensidad y eficacia y la condición física empieza a cuestionarse.

Sin Tito no funciona

Los dos últimos mazazos han llegado también en un contexto que ha alimentado otra vía de debate: la ausencia del entrenador titular (Tito Vilanova sigue recuperándose de un tumor en Nueva York) y las dudas acerca del que ocupa su posición, Jordi Roura.

Tanto el choque contra el AC Milan como contra el Madrid, Vilanova ha estado al cargo de las alineaciones y de las grandes decisiones, como así ha recordado Roura, pero en la preparación de ambos encuentros el titular ha vuelto a estar ausente, como en los dos últimos meses.

Este vacío, que ha llevado a sospechar en algunos sectores que dentro del vestuario se ha instalado la autogestión, propicia que en el momento más delicado de la temporada aparezca la idea de que los jugadores no atienden al patrón que desde hace años ha llevado al equipo a las cotas de éxito más altas.

No hace muchos años, el Barcelona saltó por los aires cuando el por entonces técnico Frank Rijkaard se dio por vencido por la actitud de algunos de sus jugadores, algunos de los cuales lanzaron la toalla.

La posibilidad de jugar aquella temporada 2007-08 la final de la Liga de Campeones mantuvo hasta el último minuto la confianza en un grupo que se veía cómo al paso de los días se iba desintegrando.

En esta ocasión, no obstante, nada hace indicar que aquel mal se esté reproduciendo dentro del equipo, como así ha asegurado recientemente Andrés Iniesta, aunque el internacional ha admitido: "Yo viví el último año de Rijkaard y no tiene nada, pero nada que ver, una situación con la otra".

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