Cientos de jóvenes chinas entrenan para ser azafatas en los Juegos Olímpicos de Pekín que se celebrarán el próximo mes de agosto.

Hay clases de todo. Los profesores les enseñan a desfilar, a servir cócteles y hasta a sonreír.

Las futuras azafatas repiten los ejercicios una y otra vez hasta conseguir una armonía perfecta.

En este sentido, las jóvenes -en su mayoría universitarias de entre 18 y 25 años de edad y entre 1,68 y 1,78 metros de altura- han de ser capaces de mantener una sonrisa en la que se vislumbren entre ocho y diez dientes durante al menos diez minutos seguidos.

El objetivo es hacerlo con naturalidad, algo que sólo se alcanza tras horas de forzar la sonrisa ayudándose de palillos colocados de forma horizontal entre sus dientes.

Al final de la sesión, casi todas acaban con agujetas, sobre todo en las mejillas.

Llevan más de un año practicando, pero no todas llegarán a trabajar en esa cita deportiva: sólo estarán las mejores.