El partido se convirtió desde ese momento en una bronca incesante para los futbolistas rojiblancos, despedidos sólo por 15.000 aficionados en la grada. El resto ya se habían marchado a sus casas durante la segunda parte, donde muchos momentos del encuentro generaron la indiferencia de sus propios seguidores.

Los pitos a la salida al campo de los azulgrana para el calentamiento dejó claras las intenciones de la grada, dispuesta a animar a su equipo, a sólo pensar en el 'Atleti' y apoyar a su conjunto en el viaje hacia Europa y hacia un triunfo importante para afianzar la sexta plaza, tras la victoria del Villarreal.

Aún así, antes del partido, el Vicente Calderón, enganchado a los transistores, celebró con una sonora ovación el 2-2 del Recreativo en su duelo frente al Real Madrid en el Nuevo Colombino. El tanto madridista de Roberto Carlos en Huelva (2-3), ya en el descuento, truncó esa alegría por el tropiezo del eterno rival rojiblanco.

Bajo una intensa lluvia y ya con el comienzo del encuentro entre el Atlético y el Barcelona, la afición mostró que no iba a hacer ninguna concesión al equipo azulgrana durante el partido, pese al posible 'favor' al Real Madrid. Sólo algunas pancartas podrían indicar lo contrario, como en las que se leía, por ejemplo, 'en la quiniela, un dos fijo' o '101 por ciento antimadridistas'.

Pero el estadio Vicente Calderón no dudó y animó al Atlético durante la primera mitad, como siempre, como si fuera otro trepidante encuentro ante el Barcelona sin posibles beneficiados por un triunfo rojiblanco, por mucho que fuera el Real Madrid.

La afición aclamó las carreras de Fernando Torres, sufrió con las ocasiones rojiblancas con sonoros 'uy', pitó cada jugada del Barcelona y cada cántico de los dos centenares de seguidores azulgranas ubicados en el fondo norte durante el inicio del choque.

Aún así, toda la grada enmudeció con los tres goles del Barcelona en la primera parte, marcados consecutivamente por el argentino Leo Messi, el italiano Zambrotta y el camerunés Samuel Eto'o en apenas seis minutos.

Incluso, los seguidores, incansables en sus ánimos hasta ese momento, abroncaron a su equipo camino del túnel de vestuarios para el descanso por el 0-3 y aún más tras el 0-4, un golazo marcado por Ronaldinho tras una acción con Eto'o y que aumentó los pitos en el feudo rojiblanco hacia su propio equipo.

Nada más sacar del centro del campo, todo fueron silbidos para los jugadores del Atlético. Incluso, hubo aficionados que se marcharon del campo con el 0-4 en el marcador, conscientes de que un resultado positivo para su equipo ya era una tarea imposible.

La despedida para los futbolistas rojiblancos, abroncados por los aficionados en ocasiones y tratados con indiferencia en otras durante el resto del partido, fue muy dura, igual que la derrota, porque en la grada, llena al inicio del partido, apenas quedaban 15.000 espectadores, algunos de ellos con pañuelos en la mano.