Andrew Bynum: el ocaso de un gigante de dos caras que eligió el olvido al estrellato

  • Fue el jugador más joven 'drafteado' nunca, superando con sus 17 años, 8 meses y 2 días a Jermaine O'Neal.
  • Con 24 años ya era pívot titular de la conferencia Oeste en el All Star.
  • Sufrió varias lesiones en las rodillas: sus números no lo acusaron, pero sí la continuidad que necesitaba el equipo con el que ganó todo, los Lakers.
  • Tras su salida de los Lakers, Bynum comenzó un viaje por varias franquicias que acababan apartándole por su rebeldía, excentricidad y poco profesionalismo.
  • Esta temporada ha sido la primera en la que ningún equipo ha apostado por él de inicio: con 27 años quizá aún le quede un último tren.
Dos imágenes que resumen las dos caras de Andrew Bynum: machacando con los Lakers y respondiendo a los medios con un peculiar peinado en su etapa en Philadelphia.
Dos imágenes que resumen las dos caras de Andrew Bynum: machacando con los Lakers y respondiendo a los medios con un peculiar peinado en su etapa en Philadelphia.
GTRES / ABC NEWS
Dos imágenes que resumen las dos caras de Andrew Bynum: machacando con los Lakers y respondiendo a los medios con un peculiar peinado en su etapa en Philadelphia.

La carrera baloncestística de Andrew Bynum (27 años, 2,13 m) puede ser una de las que mayor decepción ha causado en la historia de la NBA. Las lesiones, por un lado, pero sobre todo su indisciplina y controvertido carácter han convertido los múltiples halagos de sus comienzos en absoluto rechazo y olvido en la actualidad.

Bynum fue elegido por Los Angeles Lakers en el décimo lugar del draft de 2005, convirtiéndose en el jugador más joven ‘drafteado’ nunca, superando con sus 17 años, 8 meses y 2 días a Jermaine O'Neal.

Los Lakers conseguían a un diamante aún por pulir, pero con un potencial sin límites, por juventud y estatura. La idea era sustituir el vacío dejado aquel mismo verano por Shaquille O'Neal, el pívot que condujo a la franquicia californiana a tres títulos consecutivos.

El novato que desafió a Shaquille O'Neal

En su año de novato, Bynum jugó 46 partidos y apenas promedió poco más de un punto y un rebote por encuentro, con un 40% en tiros de campo. No importaba, los Lakers sabían que era cuestión de tiempo pulir a su nuevo gigante.

Aquella primera temporada, Bynum dejó una de las jugadas que han marcado su carrera. Se enfrentaban Miami Heat y Lakers en el Staples Center. Shaquille O'Neal había machacado con dureza el balón en las mismas narices del joven Bynum, que cayó al suelo. Lejos de dejarse intimidar, corrió a la canasta contraria, donde le esperaba el enorme Shaq. Pidió el balón y, con un amago espectacular, se libró de O'Neal y vengó el mate sufrido segundos antes con otro de fuerza y calidad. No contento con ello, lo celebró con su público y empujó a la superestrella de Miami como diciéndole, ‘ahora, yo soy el dueño de la zona Laker’. Shaq contestó tal osadía con un golpe en el pecho a Bynum y ambos acabaron con una falta técnica.

Las lesiones de los pivots que debían ocupar la titularidad en los Lakers provocaron que Bynum se convirtiese, a sus 19 años, en el ‘5’ del equipo. No sólo despejó las dudas que sobre él aún existían, sino que superó las expectativas. Jugó los 82 partidos de la temporada (titular en 53) y promedió casi 8 puntos y 6 rebotes por noche. Los Lakers regresaron a los playoffs tras un año en el exilio.

Un calvario de lesiones

En su tercer año se fue al doble-doble de promedio: 13 puntos, 10 rebotes y dos tapones por encuentro. Era el indiscutible pívot titular del equipo, pero aparecieron las lesiones y apenas jugó 35 partidos. Nadie imaginaba que aquellos problemas graves de rodillas iban a ser su gran enemigo tantos años.

Pese a que las rodillas siguieron fallando en su cuarta, quinta y sexta temporada, Bynum elevó sus números hasta los 19 puntos, 12 rebotes y dos tapones por encuentro. La temporada 2011 - 12 fue seleccionado como pívot titular del equipo All Star de la conferencia Oeste. Sólo tenía 24 años.

Los seguidores del equipo angelino pensaban que tenían ante sí al siguiente pívot dominante de la liga. Su entendimiento en la pista con Pau Gasol hizo de ambos una pareja interior temible. Faltaba un paso más, sólo uno, para encumbrar a Bynum como mejor 'center' de la NBA.

Las lesiones impedían la continuidad necesaria para ello. La maltrecha salud de sus rodillas no le impedía rendir a gran nivel, pero muchos daban por imposible, en su sexta temporada como profesional, que Bynum fuese capaz de completar una temporada entera en la liga sin recaídas. Para colmo, su última jugada con los Lakers iba a ser un aperitivo de lo que el 'otro' Bynum era capaz de hacer. Fue en la eliminatoria con Dallas Mavericks (equipo que eliminó a Lakers ese año y ganó el anillo) cuando el pívot laker hizo una falta flagrante, fruto de la frustración, al base de Dallas J.J. Barea. Una agresión (más que falta) fruto de la desesperación y que pudo acarrear una seria lesión a Barea. Una jugada que acabó por 'condenarle'.

Salida de los Lakers, excentricidades y declive

En el verano de 2012 llegó el traspaso que marcó su carrera para siempre (y para mal). Los Lakers decidían deshacerse de Bynum (quedándose con Pau) para hacer hueco al otro gran pívot de la NBA, Dwight Howard.

Bynum recalaba en Philadelphia 76ers, equipo en el que no jugaría nunca pese a pasar allí un año entero. Una nueva lesión, agravada jugando a los bolos, impidió vestirse de corto al pívot esa temporada. Empezó a publicarse que el joven jugador no hacía lo suficiente por mejorar y regresar a las canchas cuanto antes y los Sixers dejaron claro que no contarían con Bynum una vez recuperado.

El equipo añadía a sus problemas físicos otros de los que no se había hablado hasta entonces: "mental concerns", algo así como 'preocupaciones mentales'. Algo que tuvieron que matizar con el tiempo, aclarando que Bynum no disfrutaba ya jugando al baloncesto.

Bynum había dado muestras públicas de sobra de su rebeldía. Si algo mostró en su última etapa en los Lakers, ya con los 76ers dejó ver todo un repertorio de salidas de tono y excentricidades: declaraciones contra su equipo, 'looks' extravagantes, apariciones en fiestas...

Tuvo una nueva oportunidad en Cleveland. Incluso fuera de forma y lento, promedió más de ocho puntos, cinco rebotes y un tapón en 24 partidos (en los que se limitaban sus minutos en cancha). El experimento tampoco funcionó. De nuevo, el controvertido Bynum generaba problemas a un equipo que soñaba con relanzar su carrera y fue apartado a mitad de temporada. Los Chicago Bulls aceptaron un traspaso Luol Deng, pero Bynum nunca jugaría en los Bulls ya que estos le despidieron nada más llegar al equipo.

¿La última oportunidad?

Tras su fugaz paso por Chicago, los dos favoritos en la conferencia Este para ganar el anillo de la NBA, Indiana Pacers y Miami Heat (campeones vigentes de la liga), pusieron sus ojos en Bynum, que al final recaló en Indiana.

Apenas jugó dos partidos y fue despedido de nuevo. Se dijo que su presencia generó celos e inseguridad en el otro gran pívot de los Pacers, Roy Hibbert, que bajó incompresiblemente su aportación al equipo coincidiendo con la llegada de Bynum.

Esta temporada ha sido la primera en la que ningún equipo ha apostado por él de inicio: con 27 años quizá aún quede un último tren.

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