A Rafa Nadal no le hace ni pizca de gracia cada vez que el cuadro de un torneo pone a Carlos Moyá en su camino. No es lo mismo, pongamos un ejemplo, derrotar al soberbio de Berdych que a tu amigo del alma y compañero de playstation. Pero el tenis no entiende de sentimentalismos y, tras el cruce de cuartos de mañana entre los dos colegas mallorquines, sólo a uno le seguirá quedando París. Eso sí, su duelo garantiza un español en semifinales.

Nadal y Moyá accedieron a la antepenúltima ronda de Roland Garros superando escollos de distinto grado de dificultad. Jugó primero Moyá, ante el veterano sueco Bjorkman (35 años), dispuesto a dar guerra. El balear, que ya en Hamburgo dio muestras de retornar a eso que llaman segunda juventud (Moyá tiene 30 años), superó a su rival en tres parciales, por 7-6, 6-2 y 7-5.

Después de Moyá llegó el turno de Nadal, que tenía enfrente a Lleyton Hewitt, tenista australiano similar al de Manacor en su capacidad de entrega infinita. En poco más de una hora Nadal ya había enfilado el asunto (6-3 y 6-1), jugando casi sobrado, y sólo en el tercer parcial hubo partido de tenis, solventado a favor español en el tie break (7-6). «Jugar contra Moyá será especial. Además, me debe diez flexiones proque le gané con la consola», bromeó Nadal.

Verdasco, fuera

La jornada pudo ser perfecta para el tenis español, pero Fernando Verdasco se quedó en el camino. Al madrileño le tocaba jugarse el pase a cuartos con el serbio Djokovic y éste fue demasiado rival para él (6-3, 6-3 y 7-6).

Y hoy, Robredo contra Federer

«No me obsesiono porque él esté enfrente». Quien así habla es Tommy Robredo, el tenista español que completa nuestra nómina en cuartos de final de Roland Garros, y quien hoy estará al otro lado de la red durante su partido es el número uno mundial, Roger Federer, cuyo juego sobre tierra suma y sigue. En sus duelos particulares, Robredo sólo ha sido capaz de ganarle un set.