El murciano Alejandro Valverde, que hace dos semanas ganó la Roma Máxima con un ataque en la última subida y una gran defensa en el terreno posterior hasta la meta junto al coliseo, volvió a lucirse en las carreteras italianas. En esta ocasión, sin embargo, su apuesta no le valió el triunfo. El líder del Movistar, uno de los nombres propios del joven Gran Premio Nobili Rubinetterie, una clásica de relativo nuevo cuño (nació a finales del siglo XX) en cuyo palmarés destacan las dos victorias de Damiano Cunego y no ya éxito español aún, lanzó una ofensiva a más de 50 kilómetros del final, en la subida a Massimo Visconti.

Valverde alcanzó a una fuga compuesta por Boucher (FDJ), Brutt (Katusha), Parrinello (Androni), Rubiano y Valencia (Colombia), quienes rodaban escapados desde el kilómetro 70. En la segunda pasada por este repecho el murciano se fugó en solitario y obligó a un gran trabajo en el grupo principal para cazarle.

Finalmente el pelotón capturó a Valverde a ocho kilómetros del final. El equipo Movistar, gastada esa bala, siguió lanzando la carrera para sus hombres rápidos, Fran Ventoso y Juanjo Lobato, pero en el sprint final se impuso el italiano Simone Ponzi (Neri Sottoli), quien viene de ganar la clásica holandesa Dwars door Drenthe y el GP Etruscos.

El cántabro Ventoso concluyó en la tercera posición, mientras que el gaditano Lobato concluyó cuarto. "El sprint ha sido un poco extraño, se ha lanzado desde muy lejos y quizás eso me ha impedido poder estar más cerca de la victoria. Me da pena porque quería recompensar al equipo y sobre todo a Alejandro por el gran trabajo y confianza que han puesto en mí. No hay más que ver que cuando el pelotón le ha cazado, él no ha cedido sino que se ha puesto a trabajar para mantener un ritmo alto", comentaba Ventoso.