LUIS TUDANCA. SECRETARIO GENERAL DEL PSOE DE CASTILLA Y LEÓN
OPINIÓN

Que los militantes hablen

Luis Tudanca.
Luis Tudanca.
EUROPA PRESS
Luis Tudanca.

Siempre he defendido el no al PP. Lo hice y lo hago desde mi cabeza y mi corazón socialistas, pensando en la coherencia y en el cumplimiento de la palabra dada, con la convicción de que es lo mejor para España y para mi partido. Pienso que el suicidio de la única alternativa viable de izquierdas y su complicidad con un gobierno cruel y corrupto no es bueno para nuestra democracia ni para la historia de un partido centenario.

A pesar de ello, siempre estuve dispuesto a debatirlo serenamente con quien fuera, aunque, para empezar, estaría bien que se hubiera defendido la abstención a pecho descubierto. Quizás así, hoy no haría falta pedagogía alguna para cambiar una posición contraria a la investidura del PP que sigue siendo, por cierto, la decidida unánimemente en el PSOE.

La política es debatir, argumentar, persuadir y, al final, también votar. Impedir el voto de los militantes con el argumento de su podemización me recuerda demasiado a aquella máxima de "todo para el pueblo pero sin el pueblo" o, cuando menos, a un cierto paternalismo que no está en la historia de una izquierda que siempre apostó por la idea de la emancipación. La democracia triunfó cuando las sociedades decidieron que es preferible incluso el error de la mayoría que la supuesta razón de la oligarquía.

En todo caso, en los últimos cinco años, a mí nunca me gritaron por la calle que PSOE y Podemos éramos lo mismo. Las semejanzas que se denunciaban se referían más bien a las que nos veían con una derecha de la que, en ocasiones, no nos distinguían y a la que ahora algunos pretenden aupar al Gobierno.

Creo que, a estas alturas, el pragmatismo de la izquierda se nos ha ido de las manos y que, de tanto pensar en el siguiente paso, vamos cayendo en todos los precipicios que hay dos o tres pasos por delante. Por ética, defiendo que más vale honra sin barcos que barcos sin honra, pero lo hago también pensando que los barcos, para reconstruirlos, solo precisan de más madera, pero que la honra es insustituible.

La política es, ciertamente, en parte táctica, pero cuando la táctica sustituye a la política aparece el populismo o la insignificancia y desaparecen los principios. Y yo no quiero eso para un partido que es mucho más que sus militantes y sus votantes. Un partido sin el que no se podría entender la historia de este país en el último siglo y que quiero siga siendo imprescindible un siglo más.

En todo caso, admito que puedo estar equivocado y mi voz no pretende ser la de todos. Por eso, no quiero hablar por los militantes, quiero que los militantes hablen. Y voten. Decidamos entre todos el futuro de este partido, su posición política acerca del no al PP o la abstención. La encrucijada en la que nos encontramos es de tal calibre que solamente juntos tendremos posibilidades de acertar y de volver, de nuevo, a la otra orilla del Rubicón.

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