Todos los hospitales de Sacyl contarán a final de año con un grupo de trabajo para trabajar en la resistencia antibiótica y definir qué actividades van a llevar a cabo para evitar que se genere en los pacientes por un excesivo uso de estos medicamentos.

Esta cuestión se considera ya un problema de salud pública global, tanto por la Organización Mundial de la Salud como por parte de la Unión Europea, donde se calcula que unas 27.000 personas mueren al año por no tener un tratamiento adecuado para controlar la infección, lo que supondría 2.500 fallecimientos en España, aunque estas cifras se refieren a 2007, por lo que probablemente hayan aumentado.

El problema estriba en que cada vez hay más gérmenes que son más resistentes y cada vez menos antibióticos con los que se puede dar respuesta porque no se descubren nuevos productos, ha explicado en declaraciones a Europa Press el jefe de servicio del Observatorio de Salud Pública de Sanidad, Rufino Álamo.

Hasta ahora todo resultaba "fácil" porque cada vez que había un germen resistente había uno alternativo que permitía el control del problema, pero en este último periodo todo se ha complicado porque cada vez más hay más gérmenes que resisten y menos antibióticos alternativos, ha concretado.

Así, se presenta un escenario en el que intervenciones que actualmente se consideran básicas como la cirugía o los trasplantes no tendrían una herramienta para controlar posibles infecciones, pero además afectaría de forma trasversal al conjunto del sistema sanitario o problemas que ahora supuestamente tan benignos como una faringitis, si no hubiese tratamiento, sería otro problema.

Ante esta situación, se han planteado medidas para controlar esta problemática y en España se ha aprobado el Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos (PRAN), aprobado en 2014 por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud y refrendado meses después por el Ministerio de Agricultura, dado que también hay que actuar en el ámbito animal, al compartir hombres y animales un 60 por ciento de los gérmenes.

En concreto, en el ámbito de salud pública se trabaja para tomar distintas medidas, sobre todo con la optimización del uso de los antimicrobianos, que es el objetivo central.

Así, la Consejería de Sanidad trabaja para tomar medidas homogéneas y racionales en el sistema Sacyl y por eso se ha reunido a un conjunto de profesionales de la red asistencial como preventivistas, microbiólogos y farmacéuticos para elaborar un documento que se quiere poner como herramienta de trabajo ordinaria en los hospitales.

Se trata de que todos los hospitales a final de año hayan definido un grupo de trabajo que va a trabajar específicamente en esa materia y en base a ese documento definir qué actividades van a hacer. Álamo ha explicado que hay algunos hospitales que ya trabajan en esta materia, pero ahora intentan que todos tengan el mismo modelo de trabajo con el objetivo último de "mejorar la calidad asistencial, racionalizar el uso de los antibióticos en lo que tiene que ver menor gasto y menor resistencia".

DIAGNÓSTICO RÁPIDO

En paralelo y para ayudar a todo ello, ha explicado Rufino Álamo,

también se ve la necesidad de poner en marcha pruebas de diagnóstico rápido.

Esto se debe a que se sabe que algunas infecciones no están originadas por bacterias, sino por virus, y frente a ellos no valen los antibióticos, por lo que se utilizaría un producto que lo único que haría sería generar resistencia.

Así, se quieren poner esta pruebas a disposición de los profesionales, sobre todo en el área de Pediatría, de forma que permitirían saber en qué casos no está indicado el uso de antibióticos porque no hay infección bacteriana.

Junto a eso, otra de las medidas sería establecer un sistema de vigilancia en lo que tiene que ver con el consumo de antibióticos y la resistencia a los mismos, un sistema de información.

Se trata de monitorizar y estudiar la información sobre la prescripción y cantidad de antibióticos en Sacyl y tambén, en los laboratorios, empezar a ver qué germen es resistente y a qué antibiótico, de forma que se podrían hacer tratamientos que sustituirían los empíricos por lo que dice la epidemiología local, que indica hacia dónde hay que cambiar.

Precisamente en este ámbito, la Red de Vigilancia Epidemiológica va a empezar a monitorizar de forma específica las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria, denominadas IRAS, dentro de este programa de resistencia antibiótica.