Tiene solo 24 años y se acaba de meter en el bolsillo su cuarto Mundial de MotoGP, un palmarés envidiable que encumbra a Marc Márquez como uno de los mejores pilotos de la historia del motociclismo a pesar de su juventud.

Márquez es ya el piloto español más laureado en la categoría reina del motociclismo, al superar los tres títulos de Jorge Lorenzo, y a su lado figuran históricos pilotos como Eddie Lawson o John Surtees, este último el único campeón de motociclismo y Fórmula 1.

Por delante solo tiene a tres leyendas sobre las dos ruedas como son Mike Doohan (5), Valentino Rossi (7) y Giacomo Agostini (8).

Pero Márquez va camino de convertirse en el mejor de entre los mejores porque, con 24 años, su carrera solo está despegando. El catalán tiene prácticamente una década por delante para pulverizar registros: solo hay que ver cómo Doohan ganó su último campeonato con 33 años y cómo Rossi sigue en activo con 38.

Y el principal argumento de Márquez para creer en ello no es su juventud, sino la hegemonía casi abrumadora que ha ejercido desde que debutó en la categoría de MotoGP, en 2013.

Desde entonces ha ganado todos los campeonatos que ha disputado, salvo en 2015, año en el que sufrió demasiadas caídas y las Yamaha marcaron el ritmo. Pero con esa excepción, Márquez ha dominado el último lustro con puño de hierro, acumulando cuatro campeonatos y subiendo 36 veces a lo alto del podio, un porcentaje de victorias que ronda el 40%.

Pero hay un dato aún más contundente: Sin contar las carreras en las que se ha ido al suelo o ha sido descalificado, Márquez solo se ha quedado fuera del podio en 15 de 76 pruebas disputadas durante los últimos cinco años. Es decir, pisa el podio casi el 82% de las veces que cruza la meta.

La familia Márquez son, sin duda, los vecinos más ilustres de Cervera, el pueblo de la provincia de Lleida que vio creer a Marc. Y también a su hermano pequeño, Álex, tres años menor y que también ha sido campeón del mundo en la categoría de Moto3.

La pasión por las motos de los hermanos Márquez la llevan en la sangre porque su padre, Julià Márquez, era un gran aficionado al motocross y el enduro, igual que su tío Ramon. Los pequeños Marc y Álex solían acompañarlos a circuitos de tierra clásicos de la provincia, como el de Bellpuig.

Así, pronto empezaron a aficionarse a las motos, especialmente al enduro, una disciplina que Marc Márquez todavía practica siempre que tiene ocasión.

Pero Marc estaba hecho para la velocidad y pronto comenzó a competir en circuitos. Con solo 15 años ya debutó en el campeonato del mundo, en Moto3, y con un lastre en su moto para compensar su escaso peso.

No tardó en empezar a pulverizar registros. En el GP de Gran Bretaña fue tercero y se convirtió en el piloto español más joven de la historia en pisar un podio (15 años y 126 días). Y en su tercera temporada, en 2010, consiguió proclamarse campeón del mundo de Moto3.

En 2011 ascendió a Moto2 y al año siguiente se proclamó también campeón del mundo de la cilindrada. Márquez ya estaba listo para dar el salto a la categoría reina en 2013.

Y fue llegar y vencer porque Márquez irrumpió en MotoGP como un campeón: ganando seis carreras esa temporada y proclamándose campeón del mundo el año de su debut. Fue, además, el campeón más joven de la historia en la categoría reina del motociclismo (20 años y 266 días).

Pero además de sus títulos, Márquez se ha ganado el respeto de todos sus rivales por su voracidad en la pista, que le ha permitido batir numerosos récords.

El de Cervera es, por ejemplo, el único piloto de la historia que ha ganado una carrera de Moto2 saliendo desde la última posición de la parrilla. Y es que Márquez es todo un especialista en remontadas y en el cuerpo a cuerpo. Que se lo digan a Valentino Rossi, con quién ya ha mantenido más de un roce en la pista.